domingo, 7 de octubre de 2018

LA CURIOSA HISTORIA DE LOS NOMBRETES EN AGAETE.

Agaete, antes de 1896.

Hay un dicho popular en Agaete que dice; "Agaete míralo y vete, porque si no te ponen nombrete".
El nombrete, en otros lugares; mote, apodo, sobrenombre o alias, en esta villa son muy habituales, habiendo pocas familias que se libren de no tener alguno. Aunque cada vez  se usan menos, la mayoría se trasmiten de padres a hijos y con el tiempo afecta a familias enteras.
Si bien existe algún trabajo sobre los nombretes de Agaete que los relaciona nominalmente, aunque se dejó atrás muchos, cosa lógica porque la lista sería interminable, incluido el de algún familiar, lo que le originó alguna reprimenda, creo que no existe ninguno que explique su origen y de eso se trata esta publicación, tratar de explicar el porqué del nombrete.
Muchos eran amistosos, otros eran con ánimo burlesco y hasta ofensivo, casi todos han terminado por ser seña de identidad y orgullo de muchas familias, unos han evolucionado a palabras menos desagradables, otros se han perdido con la desaparición del personaje que lo llevó y van apareciendo nuevos. 
De algunos conocemos el porqué y desde cuando, muchos se disipan en el tiempo, de otros hay varias versiones según a quien se pregunte, los hay que incluso han dado origen al topónimo de un lugar.
Para que no haya suspicacias o alguien se lo tome como un agravio, empezaré por el mío.

Treinta nudos: Mi abuelo Santiago estaba preparando los intestinos de un cochino para hacer morcillas, "Periquito el Pelica", matarife, lo mandó a cortar una caña que hacía falta para limpiar la tripa por dentro, apareció con una caña y la Pelica le dijo, "Santiago limpia la caña que tiene más de treinta nudos y vas a destrozar la tripa", y 30 nudos se quedó.
Juandetó: "JUANDETÓ". "Hace muchos años al puerto de Las Nieves llegó un barco procedente del norte de España, posiblemente gallego. En ese barco y como un miembro más, viajaba un joven grumete llamado Juan, quizás el más joven de todos. Ese barco tras finalizar su trabajo en el puerto de Las Nieves vuelve a zarpar con otro destino pero por causas que se desconocen, el joven Juan, protagonista de esta historia, no va dentro de él sino que se queda en tierra, en Las Nieves. Como Juan no tiene que comer ni donde dormir, los vecinos deciden entre todos darle de comer y cobijo, de aquí pasa a llamarle JUAN  EL DE TODOS, por ser cuidado por todos, que más tarde deriva  en JUANDETÓ."
La pelica: La sota de oro en el juego de cartas canario del envite es conocida como la perica. Periquito tenía un tic en un parpado que le obligaba a hacer una especie de guiño continuamente, guiño que se hace en el juego de cartas del envite, para avisar al compañero de que tienes la sota de oro, es decir la "perica", que evoluciono a "pelica".
Curucusa: El patriarca Juan, iba con un carro de madera y ruedas cubiertas de goma de camión, cargado de cajas de tomate, pasaba todos los días por el centro del pueblo con dirección al almacén de empaquetado, solía llevar una gorra de tela en forma de  cucurucho, la gente le decía; ahí viene Juan el del cucurucho. La palabra termino derivando a curucusa y Juan el curucusa se quedó. 
Los carros de la época.
La pantalla: En los años cincuenta del pasado siglo, un grupo de mujeres iban montadas en un carro cargado de cajas de tomate en dirección a un almacén de empaquetado sito en Galdar, cuando iban cerca del actual barrio de Piso Firme, cuesta abajo el carro cogió velocidad y volcaron en un barranquillo. 
Fueron trasladadas al hospital de Guía, una vez curadas regresaron al pueblo, alguien les preguntó que le había pasado, contestando una; que a ella solo la habían mirado por la pantalla (rayos X) y pantalla se quedó. 
Los palancas: Mismo accidente anterior, a la conductora del carro por no tirar de la palanca del freno.
Los sanguchos: Eran muy altos les llamaban los zancudos, la palabra fue evolucionando hasta el actual sangucho.
Los nanos: Lo contrario que los sanguchos, eran chicos.
Marrón: En una ocasión dio un puñetazo sobre la mesa y la partió en dos, le pusieron "el marrón" en referencia al martillo de grandes proporciones que se usa para romper piedras.
Musifú: D. Sebastián Benítez, fue chofer y mecánico del "coche de Leo", el coche tenía una bocina manual de aquellas que se apretaba una perilla y hacía una música, fu, fu, fu, y musifú se quedó. Esto dio lugar a una coplilla que se llegó a cantar hasta en la rama que decía; "el coche de Leo se esconchavó y vino el musifú y lo arregló". La anterior es la versión familiar, hay otra que lo relaciona con un gato que cuidaba que se llamaba musifú.


La bocina del coche de Leo, que hacia, fu, fu,fu....


Los cochinos: Se encontraba una familia cavando un sembrado de papas próximo a la carretera en Guayedra, con un solajero que partía las piedras, pasó el coche de hora de la Aldea y un viajero les gritó; "fuerte cochiná, trabajando con el solajero que hay". Y cochinos se quedaron.
Cielito: De pequeño su madre no paraba de decir que su niño era un cielo, hay mi cielito lindo y terminó por ser conocido por cielito. Fue músico y la canción cielito lindo la tocó en muchas ocasiones. 
El Mojito: Su madre era conocida por María la moja y los hijos se quedaron mojitos. 
El garrafón: De pequeñito era regordete y con barriguilla, el maestro le dijo que se parecía a su garrafón.
Los cubines: En una ocasión cuando sacaban el chinchorro, un marinero preguntó a otro que habían pescado y le dijo; sardinas y "cuvinas", refiriéndose a corvinas y cuvino se quedó.
Los piñeros: tenían fama de poco aguante, a la mínima se liaban a la piña limpia.
El Ingles: Uno de los antepasados cuando nació era tan bonito, rubio y ojos azules, que a una vecina se le ocurrió decir; "que bonito es el niño, parece un ingles".
Brinca: El antepasado era pastor, usaba el garrote para saltar de risco en risco dando brincos, otra hipótesis es que tenía una peculiar forma de bailar dando saltos.


Los Machucos: Según tradición oral, el origen es un suceso ocurrido en 1902, ya tratado en el blog, donde en una reyerta por un asunto sentimental, resultó lesionado el secretario del ayuntamiento con un zacházo en la cabeza que le ocasionó la muerte unas horas después, el autor se presentó en el ayuntamiento y dijo que fueran a buscar al secretario y a su esposa a su casa que los había "machucao" con un zacho. Hay otra versión familiar que dice que la abuela jugaba a la baraja y en vez de decir majo, decía machuco, otro lo achacan al abuelo por los mismos motivos. Algunos diccionarios definen la palabra machucar como; "herir a una persona o animal a golpes".
Las diez y diez: Un empleado de "los coches de hora", que caminaba con los pies juntos y abiertos en 90 grados.
Piso firme: D. Severiano Santiago, natural del Caideros de Galdar, compró en los años cincuenta del pasado siglo un huerto en el Hornillo de Agaete, lugar abrupto. En el terreno habían unos eucaliptos secos, formó una cuadrilla y los taló para leña, cuando preguntaron donde ponían los troncos, dijo; "busquen un lugar con piso firme y déjenlos ahí", y piso firme se quedó. A principios de los sesenta se trasladó a Agaete y montó un bar al que le puso piso firme, después sobre 1965, se trasladó a vivir a los llanos de Galdar, colindante con la villa, montó una tienda-bar y le puso de nombre "pisofirme", el lugar empezó a crecer al trasladarse gente de Galdar y Agaete por ser más barato los solares y mayor las facilidades para construir, formándose un barrio que empezó a ser conocido como Pisofirme. Lo que fue un nombrete cariñoso de la gente de Agaete, termino como topónimo del lugar.

Guirre: La abuela en su juventud era tan ligera andando que subía y bajaba a Tamadaba tan rápidamente que alguien le dijo que era más veloz que un guirre.
Amante: El latonero del pueblo, fue toda la vida amante de una mujer y terminaron llamándolo amante. Otra versión es que, cuando nació, la madre lo levantó al aire y dijo; "este es mi amante".
Los lajilla: Una madre se puso de parto en medio del campo, 

buscaron una laja grande, (piedra llana), para que alumbrara la criatura y a la niña que nació la llamaron lajilla.
Cañaleja: Lo mandaron a cortar cañas y preguntó; ¿adónde?, -allá en frente-, respondió, -eso está muy lejos-, y cañaleja se quedó.
Pepe el tostador: Para carnavales se puso un tostador de los que se usaba para el café en la cabeza.
Los Seito: Se llamaba José, pasó a Josenito, después a Joseito, y terminó Seito.
Cafetera: Era flaco y alto como una cafetera de moda en los años sesenta.
     

Peregil: Se apellidaba Pérez Gil.
Crimino: era tratante y mataba animales (criminal).
Horacio el bosque: Horacio tenía un perro y cuando su padre le daba un silbido para que regresara a casa, él le contestaba; ¿pa el silbo es para mí o para el bosque?.
Burra vieja: El hombre tenía un tic que le hacía mover la cabeza de un lado para otro.
El Perola: En una ocasión su hermano lo mandó a buscar un balde  grande metálico que utilizaban para amasar cemento y arena, que ellos llamaban perola, no lo encontró y perola se quedó.
Las cocheras: Las hijas de un chófer de guaguas.
El lechuzo: El que dijo que no tenía nombrete porque no era conocido al salir y regresar al pueblo siempre de noche, lechuzo se quedó.
El tropezón:  Un guardia municipal que estuvo en los años sesenta por el pueblo, un grupo de amigo comentaban en la plaza  al verlo, que no tenía nombrete, en ese momento el municipal tropezón y casi va al suelo, y tropezón se quedó.
El carnero: Adelantado a su época tenía el pelo largo sobre los hombros que parecía la lana de un carnero.
Los tonínos: Grupo variopinto de "modernos" que se pasaban el año "saltando al agua" en el muelle viejo y la playa, como las toninas, nombre que se le daban a los delfines, antes muy común verlos saltar cerca de la orilla.
El saco papa: Se echó al hombre a uno y dijo pareces un saco papa, este hombre tuvo varios nombretes, además le llamaban Pepe el mutilado por la pérdida de un miembro en la guerra civil y el cónsul, porque era tan servicial que ayudaba a la gente del pueblo a resolver sus problemas burocráticos.
Totorota: La abuela en su juventud, junto con un grupo de mujeres estaba acarreando estiércol en una finca, como era algo bruta llevaba la cesta más cargada que las demás y estas le dijeron;  no seas totorota, no cargues tanto y totorota se quedó. 
Morro: en un caldo pescado entre amigos, pidió que le dieran el morro del pescado y morro se quedó.
El suspiro: De pequeñito hurtaba suspiros en una tienda del Valle hasta que lo pillaron.
El pequeño: Trabajaba con una cuadrilla donde había dos Antonio, cuando pasaban lista, para diferenciarlo del otro, como era bajo de estatura lo nombraban como Antonio el pequeño y el pequeño se quedó.
Antonio el Chico: lo mismo que el anterior, para diferenciarlo del grande.
Manuel niño: Mismo caso anterior, para diferenciarlo de otro Manuel.
El paisa: A todo el mundo saludaba con que tal paisa, como estas paisa, ..., que terminaron conociéndolo por el paisa.
El fallaera: Buen jugador, de los mejores pero en los tiros a puertas fallaba más de lo normal.
El ruso: Buen portero de fútbol en su juventud. Por esa época uno de los mejores porteros del mundo era el de la selección de Rusia y empezaron a llamarlo el ruso.
Curro: El que originó el nombrete le gustaba ser elegante y tenía buenos andares, un guaperas, en la época ese tipo de personas le llamaban curro.
El burejao: de pequeño no quería pesetas, sino monedas con "burejo", las de 25 céntimos. 
Capote del Valle: cambió unas tierra por un capote.
Capote de Agaete: Cuando pequeño quería ser como el Capote un propietario de tierras.
El revólver: Le faltaban dos dedos de la mano, el meñique y el anular, así que la mano abierta parecía un revólver.


Poilla: A uno de los antepasados lo llamaban pollillo, nombre habitual para llamar a un chico joven, el nombre fue evolucionando hasta el actual poíllas de sus descendientes. 
Costeros: Procedían de la costa de Bañaderos, se trasladaron a Agaete con su ganado en una época de hambre, cuando iban llegando a Agaete la gente desde las peñas, gritaron; "ahí vienen los costeros", y costeros se quedaron.
El Chispa: En una ocasión vino un grupo de teatro, de esos que le decíamos los títeres, uno de los actores interpretaba un personaje llamado chispa, tenía un gran parecido con uno de Agaete y la 
gente comenzó a llamarlo chispa. 
Los pulio: Se tenían por tan finos, como el oro pulido, que se quedaron los pulios.
Casinillo: De pequeño en la casa donde vivían jugaban a la lotería todas las tardes, terminaron por ponerle casinillo a la vivienda y el se quedo con el apodo.
Berruguilla: Era tan chico que alguien le dijo que parecía una berruguilla.
Moscu: Cuando chico no iba a misa ni "amarrao", le empezaron a decir; comunista, ruso, Moscú, y moscu se quedó.
Sanso: Era fuerte como Sansón.
Fifi: Llamaba a las hijas mediante dos silbidos Fi, Fi.
El avión: Se le ocurrió en una ocasión decir que quería comprar un avión.
El cagao: andaba todo el día con la ropa de las plataneras, lleno de manchas y mierda.
Carila: Parece que proviene de un apellido perdido de origen italiano.
Monono: El niño era muy mono de pequeño y monono de mayor.
El pita pita: Cuando se cruzaba con alguien hacia la moto y tocaba la bocina, pi, pi.
Los canarios:  Era de piel clarita, rubianco y ojos claros, subía por el barranquillo y alguien que lo vio le dijo; pareces un canario. (Era creencia que los antiguos aborígenes de Agaete era altos, rubios y de ojos claros).
Pendemo: Otro del fútbol, "si jugamos así pendemos coño".
El Pirra: La firra es una especie de silbato de madera, que se usaba sobre todo en la pesca de los chinchorros para avisar desde los acantilados donde se encontraban los manteríos de sardinas, uno que tocaba la firra terminó siendo conocido como el pirra.
Porruño: prefería estar en cuclillas al lado del banco en la plaza que sentarse, pasó uno y le dijo; "estas todo el día emporruñao" y porruño se quedó.
El fula: Le gustaba la pesca con gueldera, cuando le preguntaban que había cogido, siempre era un balde de fulas y fula se quedo.
                                    


Guayao: Vivía en Guayedra y cuando la abuela venía para el pueblo y le preguntaban decía; vengo de guayá, voy para guayá, abreviando la palabra Guayedra y la guayá se quedó.
Rastatu: De los primeros rastafaris del pueblo.
El medio güisqui: cuando jugaba al fútbol era de los más chico de estatura del equipo.
Terrible: El hombre trabajando tuvo que cargar con una piedra enorme y dijo; esta piedra es terrible, y terrible se quedó.
Patamala: El cura de san Isidro de Galdar se llamaba igual que él, Vicente, pero de apellido Matamala y los amigos del pueblo le pusieron a él, "patamala".
Mechú o mechuos; el que originó el nombrete era rubio le salió un mechón de pelos negros sobre la frente que al final se volvió blanco, fue hereditario y aún hay alguno que lo lleva.
Los bachanes: había unos motores en los pozos para mandar el agua para Galdar, la gente los distinguía por el ruido, que era distinto de unos a otros, el de la maquina de la fuente santa, el de mister Leaconk, etc. Se le ocurrió decir que uno de los motores hacía; bachan-bachan.... y bachan se quedó.
Borriqueras-os; Venían en burros para comprar sardinas a los chinchorros y después venderlas en Galdar, Guía y otros lugares.
Carrizos o carrisos: Se encontraba el hombre limpiando carrizos, planta forrajera, especie de cañas pequeñas y un compañero de faena le dijo "carriso, arráncalos bien Antonio", confundiendo el nombre con la planta y la planta con el nombre y carriso se quedó.
Veinte y diez: Contaba veintisiete, veintiocho, veintinueve, veintidiez,..., y se quedó veintidiez.
El gachon: Jugando al fútbol se agachaba cuando cogía la pelota, que no había quien se la quitara.
Mauillo: había un médico que tenía un apellido portugués, Maurillo o algo así y Manolillo se convirtió en Mauillo.
El Panchon: ¿Que pescaste? una panchona  de tres kilos, "ameria"y panchón se quedó.
Los capiro: les gustaba mucho cantar como los capirotes. 
Bartolo papa: Se dedicaba a plantar y vender papas.
Pupulos: En 1933, en las primeras elecciones generales que pueden votar las mujeres, le preguntaron que a que partido iba a votar y ella contestó; "al pupula", refiriéndose al partido de Gil Robles, integrado en la CEDA, Acción Popular y "pupula" se quedó.
Domingo 23: Don Domingo, dejó la zapatería donde trabajaba para ingresar el la Guardia Municipal, uno de los zapateros le dijo, que como a todos los guardias había que ponerle un nombrete y como el ultimo día que trabajó era 23 del mes, "Domingo 23" se quedó.


Además de todos estos con un origen curioso, existe todo una letanía de nombretes relativos al nombre o apellido, oficio, procedencia, aspecto físico, etc., referido a una persona determinada y que termina afectando a toda la familia y sus descendientes, así tenemos:
Por nombres o apellidos; Titos, Morales, fefo, la Pepa, Grimón, Foroso, Abelardo, Evaristo o avaristos, Amarantos o marantos, Bartolos, Luisa, Policarpos, Julianes, Alejo, Monte, Cisca, Pilaras, cuervito, los de Remedio, esequieles, la Pancha, los Caitanos, los de seña Carolina, los de Ina, los de Popo,... 
En relación con la profesión; el bombona, el sastre, los herreros, zapateros, camineros, cañoneros, barbero, pastores, sacristanes, el correísta, el telefonista, el camión, los del motor, el partero, el turronero, el reo, el capita, el cobrador, el conserje, ...
En relación con un lugar o procedencia; Los palmeros, los gomeros, los centenales, los Cardones, el Faneque, los naranjeros, los bermejos, los conejeros, los majoreros, los chapines, los cubanos, los Guayedra, los chorros, los tirajaneros, el árabe, los moganeros, los italianos, panchurros, Pepe Agaete, ...
En relación con animales; el cabra, la pava, los ovejeros, los palomos, los pichones, los cotorras, el gallina, los ratones, el cangrejo, el camello, milanos, el cuca, el mono, el pulga, el buho, el grillo, caboso, cazón, perrilla, ...
En relación con algún aspecto físico llamativo o carácter singular; el paletú, el pata mocha, el visco, el mutilado, el belillo, cuites, el pelú, el patineta, el cabezú, el pipú, el pipa, el pariente, el primo, el conforme, el beleta, el verbena, el gordo, el niño, el salmón, el cachopenco, el compa, el negro, cambatacha, julga, tinglao, tindolin, el guerrero, cacá, machete, el pelao, el cambao, el  niño, el sordo, fofá, el chocha, el cojo, el come pipa, el manso, el rubio, el narisú, el bocú, machango, el papayo, la plancha, el centella, los machitos, ...
Pendiente de averiguar el porqué; los arretrancos, serrunos, simiros, penenes, el torero, maúro, maceos, trompeta, verguilla, machaso, tafí, pasturos, batura, quijote, pichirri, lipas, tolas, mordiscos, moñí, bergajos, manrillo, batuta, piña tierna, apayollos, Buyon, borsas, lipa, conene, churrulin, cochafisco, y muchísimos más.
Es curioso y original que en la documentación militar de los campos de detención de republicanos durante la guerra civil, la gente de Agaete son los únicos que aparece con sus apodos, así podemos ver que entre los detenidos figuran personajes muy conocidos por las gentes de mi generación, Pancho Terrible, Maranto, el Panchón, el Vivo, el Ratón, el del Pito, José el de Joaquina, el Canario, Antolín, Matamala, Manofran, Juan Pepa, mano Cristóbal, etc. 

Si alguien conoce o tiene explicación para todos estos nombretes o alguno más porque la lista es interminable y quiere participar, agradecería que me lo comunicaran por el medio que crean conveniente y lo iremos añadiendo.

Francisco Bermúdez "el pupulo", el hombre que solo tenía miedo a los "legartos" y a la Guardia Civil, sepulturero de la villa durante muchos años, además de acarreador de agua estiércol o lo que hiciera falta.  En una ocasión a finales de los cincuenta, se dedicó a vender miel por el pueblo hasta que lo denunciaron al inspector de sanidad que era D. Federico el farmacéutico, cuando hizo las averiguaciones sobre la procedencia de la miel, esta procedía de una colmena que se encontraba en el interior de un nicho del cementerio, lo que ocasionó un enorme revuelo en el pueblo. Con hombres como este no hay dudas de que el dicho; "es más divertido un entierro en Agaete que una fiesta en Guía", era una realidad.
Agaete es la villa más divertida del archipiélago, nos reímos hasta de nuestra sombra.
Además de el míralo y vete porque te ponen nombrete, como dice un dicho de los años setenta, Agaete es; "míralo y quédate porque en el corazón se te mete."

Mi profundo agradecimiento a todos los que han colaborado contando el origen de sus apodos, gracias y gracias.
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