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viernes, 4 de septiembre de 2020

CUANDO CÉSAR MANRIQUE PASÓ UN DOMINGO EN EL CALABOZO, AGAETE 21 DE OCTUBRE DE 1962.

 

César, Pepe Dámaso y otros amigos en las fiestas de Las Nieves de Agaete.

Aquel verano de 1962, Nuestro artista más universal y defensor de los valores medioambientales, César Manrique, pasaba unos días en Agaete, disfrutando de las fiestas y de sus amigos agaetenses. 

El "Diario de Las Palmas" de 13 de agosto de aquel año, publica una entrevista que le hace Don Sebastián Sosa, en la que critica la destrucción paisajística que está sufriendo Gran Canaria y Agaete en particular, le parecía una aberración las viviendas que se habían construido a lo largo de la avenida de Los Poetas, actual zona de terrazas del puerto de Las Nieves, alegando que; si él hubiera estado aquí, nada de aquello se hubiera hecho, como hizo un compañero suyo en San Sebastián y que terminó en la cárcel, pero ahora todos se lo agradecen.
Se queja César de la enorme suciedad que hay en el puerto de Las Nieves; ¿crees que hay derecho a que todo esté lleno de tripas y cabezas de pescado podridas? (los restaurantes y los pescadores tenían la costumbre de arreglar el pescado en la orilla de la playa y tirar las cabezas, tripas y otros desechos a la marea, las olas terminaban devolviendolos a la orilla). Creo que quien consiente esto es reo de castigo... Estas tajantes palabras de César, en pleno apogeo del régimen franquista, son todo un atrevimiento.
Niños de Agaete, trabajadores en los restaurantes, limpiando pescado en la orilla del mar, años sesenta.

Termina César diciendo; ...Y mientras las autoridades se preocupan por si llevas el bañador unos centímetros más o menos grande, es inconcebible, por lo visto lo único que les interesa es enriquecer a la casa "Meyba" (famosa marca que desde los años cuarenta del siglo pasado fabricaba bañadores de "media pata").

Las Nieves, años sesenta del pasado siglo.

Aquel mes de agosto de 1962, la prensa había publicado las normas de moral pública que la todopoderosa Dirección General de Seguridad del Estado había ordenado para las piscinas, playas y zonas de recreo. Una de las prohibiciones es el uso del traje de baño por las calles, bares y restaurantes de cualquier pueblo o ciudad de España. "Los trajes  de baño tienen su finalidad en las playas, pero no fuera de ellas", decían las normas. Las infracciones serían sancionadas por las autoridades del régimen, incluido los alcaldes.

En el mes de octubre de 1962, César, que reside habitualmente en Madrid, visita la isla para realizar un mural en el Real club náutico de Las Palmas. 
El domingo 21 de octubre se encuentra en Agaete, en el Puerto de Las Nieves.
Mural de César en  el club Náutico de Las Palmas, realizado en aquellas fechas.

Aquella mañana de octubre de 1962, el policía municipal Don Jesús García Solano, realiza su habitual ronda por el Puerto de Las Nieves, observando en las proximidades de la ermita, calle principal de dicho barrio, una persona sin más vestimenta que un traje de baño, "un tanto descarado" según el agente. 


César y sus  bañadores,  que al Guardia le parecieron "descarados" .

Al identificarlo carecía de carnet de identidad, verbalmente le manifestó al agente; que se llamaba César Manrique Cabrera, hijo de Gumersindo y Francisca, natural de Arrecife de Lanzarote y vecino de Madrid, con domicilio en la calle Covarrubia... 
El guardia Don Jesús García Solano le recriminó la actitud y le comunicó que estaba infringiendo la circular nº 369, de la Dirección General de Seguridad, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia nº 174, de fecha 2 de Agosto de 1962, al estar en bañador fuera de la playa, en la vía pública.
Según el Guardia García Solano, César en tono "insolente" le contestó; que si no tenían suficiente las autoridades con lo que se había escrito en la prensa, para estarse ocupando de estas tonterías y preguntado al mismo tiempo, quien había prohibido o dado esas órdenes, pues ningún otro sitio se prohibía y que con ello las autoridades daban lugar a que nadie viniese por aquí y que esto era un asco. Creo que César se refería al decir; "si no tenía suficiente con lo que se había escrito en la prensa", a sus denuncias del desastre urbanístico y suciedad que había en el Puerto de Las Nieves y que había publicado en la prensa dos meses antes.

Policía Municipal Don Jesús García Solano.

El guardia municipal Jesús, que según los que lo conocieron era una persona de conducta intachable y de muy buenos modales, fiel cumplidor de la legislación vigente en ese momento, conminó nuevamente a César a que se marchara a vestir. Desobedeciendo una vez más Manrique las advertencias, agravando las circunstancias al introducirse en bañador en el restaurante de "Antonio Melian Mendoza", actual restaurante "Puerto de Laguete", frente a la ermita de Las Nieves. 
Requerido por tercera vez  por el agente de la autoridad para que depusiera su actitud, este siguió haciendo caso omiso a las advertencias, insistiendo en sus manifestaciones contrarias a las autoridades, así como desobedeciendo la autoridad del agente, por lo que el policía se vio obligado a su detención y traslado al calabozo o depósito municipal, sito en el patio del ayuntamiento, dando cuenta del incidente mediante parte a su Jefe, Cabo Don Manuel Reyes que a su vez lo trasladó mediante escrito, al Alcalde de la Villa.
Alcalde  Don Andrés Rodríguez Martín.

Mientras el Alcalde Don Andrés Rodríguez Martín resolvía el asunto, nuestro artista más universal pasaba la tarde y noche de aquel domingo de otoño en  "la cárcel", como era conocido el calabozo municipal de Agaete, seguramente meditando sobre el arte, la vida y la naturaleza, quizás en bañador algo descarado...
A partir de aquellos años empezaron a llegar los turistas y con ellos las divisas, los bikinis y los tangas, al régimen no le quedó más remedio que aceptar la realidad y el tamaño del bañador,  del que César fue un adelantado.
No obstante, el antiguo restaurante "Antonio Melián", hoy "Puerto de Laguete", sesenta años más tarde, sigue manteniendo un cartel en la puerta que dice; "prohibido entrar en bañador"...

Fragmento del parte que el Cabo Jefe de la Policía Municipal de Agaete, D. Manuel Reyes, da al Alcalde sobre el incidente. 

El Guardia Municipal Don Jesús García Solana, de origen peninsular, apenas estuvo poco tiempo de servicio en la villa, se incorporó en marzo de 1960, y marchó a otro destino apenas dos años después. 
Seis meses más tarde, el 25 de abril de 1963, la comisión permanente de gobierno del ayuntamiento de Agaete, previo instrucción de expediente por la alcaldía, acuerda por unanimidad; premiar al policía municipal Don Jesús García Solana, con una mención honorífica que conste en su expediente y un premio en metálico de mil pesetas (1.000), por demostrar desde su toma de posesión, en todo momento, su capacidad, amor al servicio, desvelo en cumplimiento del deber, diligencia y abnegación en todo lo relacionado con el municipio de Agaete y su gente.

Acta de la Comisión de Gobierno donde se premia y se distingue al Guardia Jesús García Solana.

César siguió viniendo verano tras verano a disfrutar de nuestras playas, nuestras fiestas y de sus amigos agaetenses; Pepe Dámaso, Tito Santana, Valentín Armas, Manolo Barroso, Tete,... 
En una ocasión me contó Tito Santana, que ellos siguieron provocando a los guardias, se metían en el agua con dos bañadores puestos, cuando estaban alejados de la orilla se quitaban uno y  lo enseñaban, el guardia les mandaba a salir creyendo que estaban desnudos y aparecían con un bañador puesto y otro en la mano.  
César y sus amigos pasaban todo el día metidos en el agua, la gente de Agaete que a burleteros no nos gana nadie, les puso rápidamente un nombrete, "los toninos", en referencia a los delfines, que por aquí se le llama toninas, en otra época muy abundantes y visibles desde la playa.
Cabo Jefe de la Policía Municipal, Don Manuel Reyes.

Transcurridos casi sesenta años de aquellos hechos, no sabemos cómo terminó el caso, no he podido localizar de momento más documentos o testimonios, César ya era una autoridad artística e influyente, muy respetado y temido por los políticos, seguramente el asunto no tuvo mayores consecuencias y a César, su rebeldía solo le costaría además de unas horas en el insalubre depósito municipal, una reprimenda del serio alcalde don Andres Rodriguez.

La situación del archivo municipal, origen de este documento histórico, no es el lugar adecuado para consultas o trabajar en él y menos en estos tiempos, es más peligroso que una discoteca a las dos de la madrugada, un sótano que carece de espacio, ventanas y ventilación, lleno de humedades que afectan a los documentos. Desde aquí hago un llamamiento para que se le busque otro lugar más adecuado.



Bibliografía:
Archivo municipal de Agaete.
Presa de la época a través del portal Jable de la ULPGC.