Francisco de Armas, el primero a la derecha en el suelo, con sus amigos, años veinte del pasado siglo (coloreada).
Es sin duda uno de los hijos de Agaete más destacados, a pesar de ser desconocido por las generaciones actuales, Francisco de Armas Medina, miembro de una de las familias patricias de esta villa. Nació en la casa de los Armas, actual ayuntamiento, en 1896, vástago mayor del que fuera alcalde de la villa y concejal en varias ocasiones, Francisco de Armas Merino y María Dolores Medina Ramos, propietarios de tierras y abundante ganado.
Desarrolla su niñez y adolescencia entre su casa, el huerto de Las Flores y su finca preferida, Guayedra. Cursó sus primeros estudios en la escuela de insigne maestro D. José Sánchez y Sánchez. Cuando terminó su enseñanza primaria, marcha a Las Palmas, donde continuó con sus estudios en el colegio San Agustín, mismo centro al que había asistido su padre en su juventud.
En el centro, con sombrero, Francisco niño.
En las fiestas de Las Nieves de 1915, junto con su maestro Don José Sánchez y Sánchez, Cirilo Armas Galván, Andrés Rodríguez y otros amigos forman la comisión de fiestas y organizan las fiestas de aquel año que, a pesar de la grave crisis en que se encuentra la villa, provocada por la primera contienda mundial, son unas buenas fiestas como dice la prensa de la época. En esos años comienza a aflorar su pensamiento en verso y en prosa.
Terminado el bachillerato, marcha a Cádiz para estudiar la carrera de medicina, en enero de 1918, obtiene una plaza de alumno interno pensionado en el hospital provincial, afecto a la facultad de medicina de Cádiz.
En 1920, es nombrado por sus antiguos compañeros de la escuela, que se encuentra en Argentina, para que les represente en el homenaje póstumo al insigne maestro, José Sánchez y Sánchez.
A la derecha de la imagen, Francisco de Armas leyendo su discurso, en el
homenaje al insigne maestro, D. José Sánchez.
En 1920, finaliza sus estudios de medicina, obteniendo el título el 19 de enero de 1921.
Don Francisco de Armas Medina fue amigo del poeta Tomás Morales, durante su estancia en Agaete desde 1910, hasta su muerte en 1921, con el que compartía la pasión por la poesía y la medicina, además de lazos familiares, ya que la esposa del poeta, Leonor Ramos de Armas, es prima hermana de Francisco.
Otra de sus idolatrías era su pueblo natal, en palabras de Tomás Morales:
Agaete marino, azul de infinita turquesa para las esmeraldas profundas del valle, bienvenida oceánica de mano bronceada, noblemente ruda...
En junio de 1926, en la parroquia de San Francisco de Las Palmas, contrae matrimonio con la señorita Gloria Vernetta Sarmiento. En julio del año siguiente nace su primer hijo.
Es nombrado concejal del ayuntamiento de Las Palmas en mayo de 1929, siendo alcalde domingo Bello del Toro.
En 1928, realiza el servicio militar como teniente médico de complemento, atiende entre otras unidades; el regimiento de infantería Las Palmas 66, zona y caja de reclutas y el regimiento de artillería.
En 1929, es médico leprólogo de la beneficencia municipal de Las Palmas.
En septiembre 1929, se traslada a la península para realizar estudios especiales en la leprosería de Fontilles, Alicante.
En julio de 1930, es nombrado director de la Leprosería Regional.
En 1931, es director del balneario y “Hotel La Salud”, actual centro de rehabilitación de Cáritas, en los Berrazales, Agaete.
En 1932, realiza su primera publicación médica, “la lepra en Canarias”, datos estadísticos.
En mayo de 1933, ocupa la presidencia del Círculo Literario de Las Palmas.
En el periodo 1934-1935, es vocal de la junta directiva del Colegio de Médicos de la provincia de Las Palmas.
Francisco de Armas, en el huerto de las flores.
En abril de 1934, participa en la exposición de industrias del país en el círculo mercantil de Las Palmas, exponiendo las aguas de los Berrazales, propiedad de su familia, obteniendo la medalla de plata en la categoría de productos naturales.
En 1935, milita en el partido Popular Agrario, junto al diputado José Mesa y López y el abogado Matías Vega Guerra.
En enero de 1936, el desconsuelo se cierne sobre la familia, fallece su hijo de tan solo 14 meses de edad, Juan de Armas Vernetta.
En diciembre de 1936, es nombrado miembro conservador, de la junta directiva del Museo canario para el año 1937.
El 18 de julio de 1936, estalla la fratricida guerra civil, Francisco de Armas, por convicción, por tradición, por formación religiosa e intereses familiares, no dudó ni un instante en desempolvar su uniforme de médico de complemento, uniéndose a sus antiguos compañeros militares y ponerse a las órdenes de los sublevados contra el orden y la legalidad establecida, a pesar de tener a su cargo un hogar y cinco hijos, el mayor solo de nueve años.
El 10 de mayo de 1937, el ya Capitán Francisco de Armas, embarca rumbo a la península, junto con 1.300 soldados canarios que van al frente. La orden para Francisco es hacerse cargo de la dirección del hospital de Grado (Asturias). La dirección del Gabinete Literario, que venía desempeñando, la toma de forma accidental, Don Luis Doreste Silva. En septiembre de ese mismo año se embarca su esposa para unirse al Capitán de Armas. Desde el frente asturiano, cantó a la absurda guerra que nos desgarraba.
El éxodo por la guerra.
Como rebaño de hormigas
marcha por la carretera
una cinta que se mueve
mientras el sol la calienta.
Sube, sube hacia la cumbre
de la montaña cimera:
y a medida que me acerco
voy dándome cabal cuenta,
de que es una fila humana
lo que entre el polvo cimbrea.
Van niños y van mujeres
con fardos a la cabeza
y ancianos que ya no pueden
tenerse sobre las piernas…
En 1937, milita en la milicia civil denominada acción ciudadana y publica su primer libro, “Estampas de la guerra”, donde dedica un capítulo a nuestra querida virgen y las fiestas de Las Nieves, recordando las fiestas de su infancia y juventud y como la pasó aquel año en la lejanía; 5 de agosto, en la capilla de este Hospital se ha dicho una misa a la Virgen de "Las Nieves". La he oído de rodillas; con más fervor que nunca. En el altar se colocó un cuadro de mi Virgen, fotografía de la auténtica tabla, que la representa, que yo traje de mi pueblo, que mi padre me encuadernó y que conservo siempre sobre mi mesa de noche.
En febrero de 1938, regresa del frente y pronuncia una conferencia en la emisora militar de Las Palmas, titulada “diez meses en el frente”.
En marzo de 1938, vuelve al frente, esta vez para hacerse cargo del hospital militar de Tuy (Pontevedra).
En marzo de 1939, es nombrado director del Hospital Militar de Gerona.
En abril termina la guerra y unos meses después “Paquico”, como era conocido entre amigos y familiares regresa a la isla.
El 7 de septiembre de 1939, vísperas de las fiestas de Nuestra Señora del Pino; el médico, poeta y militar, a la temprana edad de 43 años, abandonaba este mundo prematura e inesperadamente, al igual que unos años antes lo hacía su amigo, el insigne poeta Tomás Morales.
Francisco de Armas, el primero a la derecha, poco antes de su fallecimiento.
Caminito de Guayedra:
"Camino de Guayedra, la finca preferida, camino de Guayedra que tienes
en mi vida todo el grato recuerdo de mi tiempo mejor.
Camino de Guayedra, tan solitario y muerto, donde en pasadas tardes
contemplaba a mi puerto, a mi mar; yo te siento con infinito amor. Ya empiezan
a dejarte por una carretera.
Camino de Guayedra, caminito que era el pasar obligado de los frutos de
ayer que hoy cargarán camiones de ruido estrepitoso y pasarán de largo por el
sitio anchuroso sin que tú mi camino, te puedas imponer. Por ti pasé hace
tiempo cuando era casi un niño, sobre el lomo brillante de mi jaca de armiño
echando mi entusiasmo su brío a cabalgar; Yo marchaba orgullos, jinete y
atrevido, mientras iba la tarde mansamente, sin ruido; penetrando en mi alma,
tan propicia a soñar.
Por tí también pasaba, mi camino querido y por eso tan solo fueras el preferido
cuando hice con la novia la primera excursión; hoy seguiré pasando por el sitio
desierto:
Camino de Guayedra, tan solitario y muerto que tienes el encanto de la
recordación, y en tanto el automóvil recorre la montaña y espanta a los
labriegos que viven en su entraña turbando el claro sueño con ronco despertar,
yo revisto a mi espíritu con traje campesino y marcho solitario por el viejo
camino, desde donde contemplo a mi puerto y mi mar, y si algún día el tiempo me
borrara tu huella hallaré tus indicios guiado por la estrella de algún viejo
recuerdo que nunca ha de faltar, o alguna piedra blanca que había en el sendero
al observar mis dudas gritara: ¡Viajero!, este fue tu camino y por él debes
pasar."
Francisco de Armas Medina.
Muchas gracias Pepe por el fabuloso artículo y, aprovecho la ocasión, para felicitarle por la magnífica visita realizada como guía del alumnado del IES Agaete Pepe Dámaso.
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo.
Gracias a ti.
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