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lunes, 20 de diciembre de 2021

CAMINO DE AGAETE AL VALLE

El camino y el Valle a finales del siglo XIX.

De siempre ha sido un sentimiento universal la necesidad de construir y perfeccionar los medios de comunicación para el progreso de la civilización y la riqueza, entre estos medios de comunicación están los caminos y senderos públicos, que unían entre sí los pueblos, vecindades y caseríos.
Como relatan las crónicas, a principios del siglo XIX, la villa solo era una larga calle con algunas viviendas en las laderas colindantes y que finalizaba en la casa de la familia de Armas, actual ayuntamiento, a partir de ahí comenzaba el camino vecinal al Valle. Esta senda unía la villa con sus principales barrios; San Pedro, Vecindad, El Sao y El Hornillo. Continuando en dirección al interior de la isla, hasta llegar a “barranco Hondo”, término municipal de Gáldar, donde enlazaba con otros a diferentes lugares de las medianías y cumbre de la isla.


Ya en 1848, en cumplimiento del real decreto de conservación y mejora de los caminos públicos, en los boletines oficiales aparece reseñado dicho camino.
Denominado “Camino del Valle”, partía desde el casco urbano de Agaete, finalizando en Barranco Hondo, jurisdicción de Gáldar. Con una anchura de 3 metros con 33 centímetros y una longitud de 11 kilómetros.


El transcurso del tiempo y las necesidades hicieron que una parte de los caminos se transformara en carreteras y eso fue lo que le sucedió a gran parte del viejo camino del Valle.
Primero fue la familia Manrique, que una vez que la carretera de Las Palmas, a finales del siglo XIX llegó al pueblo, la hicieron llegar a “Chapín” y a su casa de veraneo en Las Longueras, ampliando el viejo camino vecinal, para el paso de los nuevos vehículos a motor.

Casa veraniega de los Manrique, Las Longueras.

En los años veinte del pasado siglo se amplía el viejo sendero para el paso de carruajes hasta “las casas del camino”. Ya en la década de los años treinta del siglo XX, se continúa con las obras, llegando al hotel y balneario de los Berrazales a principios de la década de 1940.
En el inventario municipal de bienes públicos de 26 de noviembre de 1959, en la relación de caminos vecinales ya no existe el tramo Agaete-El Valle, al transformarse en carretera del estado, relacionándose el del Valle a Barranco Hondo y Artenara, en los siguientes términos:

Parte desde la Cruz de la Imagen (Camino vecinal desde Agaete hasta Los Berrazales) pasando por Las Cuevecillas, Barranquillo de la Culatilla al Sabillo, Casas del Camino, finca La Corcobada, Barranco Los Ríos, Las Vueltas y el pago del Sao, por el Lomo de Las Vueltas, El Bocado de La Cruz, Lomo y Lomo del Roque y por el pago del Hornillo, Cuesta de Los Perales, Los Canales, Montaña de La Zarza, hasta Piedra Blanca de este término.
Tiene una anchura de tres metros.

El camino en la zona de Los Berrazales años treinta.

Durante muchos años el tráfico moderado convivió con la utilización de la carretera por los viandantes. En la actualidad el aumento del parque móvil y del uso de la vía por senderistas y vecinos, al no haber otra alternativa para comunicarse con el Valle, hace su uso muy peligroso, tanto para unos como para otros. A esto hay que unir el aumento del turismo que busca contacto con la naturaleza y toda la riqueza cultural asociada a ella, lo que llamamos ecoturismo, a través de la práctica del senderismo entre otras actividades.


No hay lugar y paisaje más atractivo para estas actividades en la villa, que el espacio que va desde el casco urbano al final del Valle de Agaete.

Por todo lo expuesto, se hace más necesario que nunca la recuperación de un espacio, que un día la carretera nos arrebató, llamémoslo sendero, que una el casco de la villa con los ya existentes en el Valle.


Camino…, tan solitario y muerto que tienes el encanto de la recordación, y en tanto el automóvil recorre la montaña y espanta a los labriegos que viven en su entraña turbando el claro sueño con ronco despertar, yo revisto a mi espíritu con traje campesino y marcho solitario por el viejo camino, desde donde contemplo a mi puerto y mi mar, y si algún día el tiempo me borrara tu huella hallaré tus indicios guiado por la estrella de algún viejo recuerdo que nunca ha de faltar, o alguna piedra blanca que había en el sendero al observar mis dudas gritara: ¡Viajero!, éste fue tu camino y por él debes pasar."
(Francisco de Armas Medina, poeta de Agaete, 1896-1939).







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