Hasta la llegada de la II República en abril de 1931, el asociacionismo de
las clases obreras no había llegado a la mayoría de las zonas rurales, donde
imperaba el caciquismo de los grandes y medianos propietarios de tierras y
aguas.
A mediados de febrero de 1932, llega a Agaete un joven y culto farmacéutico
malagueño de 24 años de edad, de ideología anarquista, militante de la
CNT, llamado Fernando Egea Ramírez. Se instala en la pensión
sita en el actual "Bar Medina" de la plaza Tomas Morales
mientras resuelve los trámites para hacerse con la farmacia del pueblo.
En aquel Agaete a pesar de que desde el establecimiento de la república se habían creado agrupaciones locales de algunos partidos de izquierda y asociaciones de obreros y artesanos, en la práctica,
fiel reflejo de lo que sucedía en casi toda la isla y en todas las zonas
rurales de España, el poder caciquil les dejaba poco margen de actuación. La mayoría de la población de aquel entonces era
analfabeta, dedicada a la agricultura, la pesca artesanal y la marinería de
cabotaje.
Uno de los grandes propietarios de tierras y aguas, D. Salvador Manrique de Lara, en una de sus fincas, "las Candelarias", junto a su mayordomo.(foto Jaime O´Shanahan)
Fernando Egea hace amistad con el joven médico de la localidad
Víctor Mendiola Álvarez, una serie de jóvenes maestros de ideología
progresista que la naciente república en un esfuerzo por hacer llegar la
cultura a los pueblos de España había contratado, entre ellos D. Miguel Pérez,
D. Rafael Esparza, Dña. Candelaria Arbelo..., junto con una serie de jóvenes
empleados, obreros y jornaleros de la villa, que destacaban por su beligerancia
contra los terratenientes en la reivindicación de mejoras salariales y
laborales, forman en principio una tertulia. De la palabra y la conversación
sale en el mes de mayo de de 1932, la primera asociación sindical de la villa,
que postula la lucha de clases para mejorar las condiciones de vida y morales
de la clase obrera.
Deciden solicitar integrarse en la Federación Obrera de Las Palmas,
siendo aceptada el 25 de mayo de 1932, si bien mantienen una amplia
colaboración con la UGT a lo largo de su corta historia, llamándose
Sociedad de Oficios Varios de Agaete, en adelante SOVA, mayoritariamente de
carácter marxista, mantiene bastante autonomía con respeto a los partidos
políticos y por su sedes pasan a dar mítines desde los líderes socialistas a
los anarquista, pasado por los comunistas.
El SOVA se instala en el "barranquillo", en el número 9 de la
antigua calle El Sol, actual calle Francisco de Armas, posteriormente se
traslada a la calle el Canario, número 9, en 1934, a la calle la Cruz, número
20, posteriormente vuelve al "barranquillo", hasta el 21 de julio de
1936, que es tomada por los falangistas del pueblo.
La primera junta directiva la componen los siguientes vecinos de Agaete: presidente,
D. Juan García Arteaga. Vicepresidente, D. Cesar del Rosario. Secretario, D.
Juan Suárez Ojeda. Vicesecretario, D. Cástulo Nuez Jiménez. Tesorero, D.
Antonio Del Rosario Martín. Contador D. Juan Vega García. Vocales; D. Domingo
Sosa, D. Nicolás Armas, D. Juan Medina, D. Juan Saavedra y D. Juan García.
En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, triunfa en las
grandes ciudades las candidaturas republicanas, el rey abandona el país,
proclamándose el 14 de abril, la segunda república española. El pueblo de Agaete
no tuvo que votar, la ausencia organizada de la izquierda y el poder caciquil,
llevó a que solo se presentara una candidatura, los monárquicos, que fueron
designados automáticamente, al igual sucedió en 14 municipios más de Gran
Canaria. Es nombrado alcalde Sebastián Medina Perera, esta corporación fue
efímera, las elecciones fueron anuladas a los pocos días, se ordena por el
gobierno civil la repetición de las votaciones, nombrándose una gestora
presidida por Matías García Martín, y como vocales Cornelio Medina Bermúdez y
Juan Álamo Quintana, que dimite nada más ser nombrada, lo que lleva a designar
una segunda que preside el médico de ideas progresistas D. Víctor Mendiola Álvarez,
y como vocales Francisco Ramos Medina y Antonio Bermúdez Marías.
Es elegido alcalde constitucional, D. José Armas Galván, hombre que había sido juez de paz y alcalde en los años veinte, anteriormente monárquico, ahora en el Partido republicano Radical, regentaba un pequeño comercio en la calle Lago, nº 3 y administraba las tierras de algunos pequeños propietarios familiares que residían fuera de la localidad. Entre los concejales hay unos cuantos que luego tuvieron responsabilidades políticas tras el golpe de estado de 1936, como el industrial zapatero D. Valentín Armas Nuez, alcalde 1936-1937, Agustín Álamo Nuez, alcalde en 1937, o el propio "Pepito Armas", alcalde en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Esta corporación se mantiene prácticamente con todos sus miembros hasta el triunfo del Frente Popular en las elecciones generales en febrero de 1936, que son cesados y sustituidos por una gestora progresista próxima al Frente Popular.
Alcalde D. José Armas Galvan, (Pepito Armas) foto familiar gentileza de su nieto Tomás Armas Armas.
Es de destacar que, a pesar de ser una corporación notablemente
conservadora, no les tembló nunca la mano para hacer cumplir las normas y leyes
republicanas, como se demuestra en la abundante documentación del archivo
municipal de Agaete donde el alcalde "Pepito Armas", llama la atención
y ordenan el cumplimiento de la legalidad republicana a obreros, patrones o la
iglesia.
El SOVA y el ayuntamiento chocan ideológicamente, lo que trae numerosos
conflictos, por una parte tenemos una organización de izquierda marxista y un
ayuntamiento conservador, ambos con escaso espíritu democrático y nada
homologable a las organizaciones parecidas de los países europeos de la época y
mucho menos a las actuales de España.
La principal preocupación del SOVA es la lucha contra el elevado número de
parados del pueblo, según el boletín del Instituto de la Seguridad Social en
1933, había en Agaete 397 desempleados, la mayoría jornaleros agrícolas y
marineros, sobre una población de 4.500 habitantes, que no tenían
ningún tipo de ayudas como las que existen actualmente.
Otra de las grandes preocupaciones del SOVA es la culturización de los jornaleros y pescadores, la gran mayoría analfabetos, para eso organizan en su sede clases de extensión cultural por las noches, con la colaboración de algunos maestros, que después del golpe de estado de 1936, fueron represaliados.
Para la reducción del paro hicieron propuestas a través del
ayuntamiento, con el objeto de que los propietarios de tierras y
asociaciones agrícolas que se llevaban las frutas y verduras a empaquetar fuera
lo hicieran en el pueblo, con el fin de mitigar el paro, aunque no tuvieron
éxito. Otras fueron canalizadas al Gobierno Civil a través de la Federación
Obrera de Las Palmas, como la prohibición de vender pan procedente de otras
localidades o la prohibición de vender el pescado a personas de fuera de la
villa mientras hubiera demanda de vendedores del pueblo.
Algunas de las peticiones más curiosas del SOVA son el de cambio de nombre
de la calle León y Castillo, al que considera "un cacique de triste
recordación", solicitando que se le ponga el nombre de Pablo Iglesias o su
influencia en la suspensión de las procesiones, como así sucedió con la de la
virgen de la Concepción el 8 de diciembre de 1932, y la de San José el 19
de marzo de 1933, entre otras.
Las diferencias propias por la juventud de la nueva formación sindical,
donde había al parecer dos sectores, los lleva a la discusión y a la falta de
acuerdo, dimitiendo la primera directiva en marzo de 1933, siendo nombrada una
nueva compuesta entre otros por: presidente, Salvador Sosa Díaz. Vicepresidente,
José González Perdomo. Secretario, Diego Rodríguez Díaz. Esta directiva se
mantiene en sus cargos hasta el 18 de julio de 1936, a partir de ese momento la
mayoría son detenidos e ingresados en los campos de concentración o
desaparecidos en abril de 1937, poniéndose fin al movimiento obrero
en Agaete. No existen datos sobre la cifra de afiliados que tuvo el SOVA, pero
algunos historiadores la sitúan en torno a los 500 en el mejor momento, 1936,
tras el triunfo del Frente Popular. La elevada cifra se explica por qué
obtienen del Cabildo, controlado por la izquierda, la obligación de estar
afiliado al SOVA para poder trabajar en determinados trabajos públicos, como la
construcción de la carretera hasta los Berrazales, donde trabajan una buena
parte de los que vivían en la Vecindad de Enfrente o las obras de la carretera
de la Aldea, siendo el jornal 5,89 pesetas por día de trabajo en 1933, según el
libro de colocación obrera (archivo municipal de Agaete).
Libro de colocación obrera, julio de 1933, se puede observar los jornales entorno a las seis pesetas y que la mayoría de los jornaleros contratados pertenecen al SOVA. (archivo municipal Agaete)
En 1933, la mayor parte de los trabajadores agrícolas de las cuatro
principales fincas del pueblo, la de Nicolás Manrique de Lara, Salvador
Manrique de Lara, Sixto del Castillo y Luis León, pertenecen al SOVA, 46 de un
total 86.
El paro sigue aumentando en la villa y el SOVA exige a los patrones mayor
contratación en las fincas, para lo cual inicia paros en abril de 1933 y
huelgas generales en 1936.
En noviembre de 1933, tienen lugar las elecciones generales, son las
primeras en España en que las mujeres pueden votar, en Agaete los candidatos de
la derecha arrasan, consiguen el 85% de los votos. Tras la victoria de los
conservadores en todo el país, se paralizan muchos de los proyectos de los
anteriores gobiernos progresistas, como la reforma agraria y las leyes que
apoyaban la labor de los sindicatos, el SOVA pierde protagonismo en favor de
las asociaciones de la patronal, bajando la contratación de afiliados de la
Sociedad y los salarios, quedan en torno a las 5 pesetas, como se puede
observar en la siguiente hoja del libro de colocación obrera correspondiente a
1934.
El nuevo cambio de autoridades, más cerca de las tesis de los patronos que
de los jornaleros, lleva a muchos terratenientes a volver a dejar sin labor las
tierras para vender el agua a los pueblos limítrofes, despidiendo D.
Nicolás Manrique de Lara a 28 trabajadores de sus fincas, 11 de ellos menores,
lo que lleva al SOVA a denunciarlo ante el Alcalde con fecha 1 de diciembre de
1933, que traslada la denuncia al "Jurado Mixto del Trabajo Rural",
organismo encargado de resolver los conflictos laborales.
Denuncia del SOVA por despido de trabajadores en la finca de Nicolás Manrique de Lara (Archivo municipal de Agaete)
Otra de las demandas en la que interviene el SOVA es la de 12 obreros,
contra Doña Leonor Ramos de Armas, viuda del poeta Tomás Morales, que se
soluciona con la indemnización de una semana de salario a cada uno. En 1934,
las cifras de paro obrero agrícola y albañilería de la villa, contabilizados
por la oficina de colocación de Guía es de 47 hombres.
Cifras de parados inscritos en el registro de la oficina de colocación obrera de Guía. Diciembre 1933 .(Archivo municipal)
El ayuntamiento conservador, con notable influencias de los pequeños
empresarios, medianos y pequeños propietarios de tierras, choca
frontalmente con la organización sindical de izquierdas, ya con una directiva
muy próxima al partido socialista, produciéndose continuas desavenencias
que llegan a la denuncia por parte del SOVA ante el Gobernador Civil, de la
actitud del ayuntamiento, al que acusa de favoritismo en la colocación de
trabajadores en las obras municipales, contestando el ayuntamiento que "se
hace por un turno semanal, si bien algunos especializados son contratado más
tiempo".
A pesar de que son tiempos de intentonas revolucionarias por parte de la
izquierda y golpistas por parte de la derecha, tanto el ayuntamiento como las
actuaciones del SOVA se mantiene dentro del marco legal constitucional de la
República.
A parte de las huelgas agrícolas y las denuncias de irregularidades
laborales entre los patrones y jornaleros, el único incidente del que se tiene
conocimiento, tuvo lugar el 12 de junio de 1932, cuando dos pequeños
propietarios, Heriberto García y Juan Álamo, junto con otros, que formaban
parte de lo que la izquierda llamaban "la jarca", en referencia a los
propietarios de tierras y sus mayordomos, pasaron tocando guitarras por las
proximidades de la sede del SOVA en el "Barranquillo", mientras se
celebraba un mitin socialista e intervenía el que fue alcalde de Las Palmas por
el PSOE en la etapa democrática, D. Juan Rodríguez Doreste, cantando de forma
provocativa, el "fuimos, somos y seremos", produciéndose un
altercado en el que hubo heridos leves.
El incidente produjo el cese por el Gobernador Civil, del alcalde
constitucional D. José Armas Bermúdez, al que se le acusó de no tener
conocimiento de la celebración del acto, no tomar las medidas de seguridad
adecuadas y no ponerlo en conocimiento de la Guardia Civil de Gáldar.
El incidente además del cese del Alcalde, se saldó con multa a los dos que provocaron el altercado, que fueron sancionados con 250 pesetas cada uno, por actos de hostilidad al régimen (la República).
Comunicado del Gobernador, desestimando recurso de Heriberto García e imponiendo una multa de 250 pesetas, al igual que a Juan Álamo, por los incidentes durante un mitin socialista en la sede del SOVA. (Archivo Municipal de Agaete)
El entonces diputado del partido Republicano Radical por Las Palmas, D. Rafael Guerra del Río, donde militaba el cesado alcalde D. José Armas Galván, interviene y gracias a su mediación, con fecha 8 de noviembre de 1932, Pepito Armas, es reincorporado a la alcaldía de la villa. Guerra del Río fue ministro de Obras Públicas durante el gobierno de Lerroux, 1933-1934.
En junio de 1933, el alcalde Pepito Armas, solicita al cura párroco la entrega de las llaves del cementerio, en cumplimiento de las nuevas leyes republicanas que pretende secularizar la vida pública, llevándose a cabo el requerimiento el 20 de junio de 1933, entregando el propio cura al alcalde las llaves del campo santo, que pasó a propiedad municipal hasta 1936.
Escrito del alcalde ordenando la entrega de llaves e incautación del cementerio.(archivo municipal)
Además de la lucha contra el paro, otras de las preocupaciones del SOVA fue su lucha por una mejora en la recaudación de impuestos, solicitando que fuese progresiva y la desaparición del impuesto sobre consumos, un tributo legal optativo, al que estaban sometidas todas las mercancías que entraban en la villa procedentes de otras localidades y que ya había desaparecido en todos los municipios, lo que hacía que todos los productos, en especial los de primera necesidad, fueran más caros en Agaete que en los pueblos colindantes.
El sistema de recaudación era propicio a la corrupción y prevaricaciones, lo que dio lugar a que después del golpe de estado de 1936, las nuevas autoridades aprovecharon estas circunstancias, para cesar a los recaudadores y colocar a sus afines.
En octubre de 1933, el SOVA presenta en el ayuntamiento el siguiente escrito relativo a los acuerdos aprobados en asamblea provincial de las federaciones obreras, donde reivindican una serie de mejoras obreras y muestran su disposición "contra toda tendencia fascista, estando dispuestos a llegar hasta la violencia ante un posible intento de implantación de ese nefasto sistema de opresión".
En 1934, se crea la primera asociación de mujeres de la villa, dentro de la asociación provincial, "Acción Popular de la Mujer", organización de derechas católicas, siendo presidenta delegada Dña. Rosario Álamo, si bien no se le conoce más actividad que la organización de una misa y procesión el domingo 20 de octubre de 1935, que sacan a San José, en acción de gracia ¿?.
Comunicando creación comité local de "Acción Popular de la mujer" (Archivo Municipal de Agaete)
La llegada de las izquierdas al poder tras las elecciones de febrero de 1936, unidas en la coalición Frente Popular y la elección del farmacéutico Fernando Egea Ramírez, uno de sus asociados, como delegado gubernativo para la zona norte, dio un impulso al SOVA.
Las viejas reivindicaciones del sindicato; que los grandes terratenientes dieran trabajo a los jornaleros, que se prohibiera la salida de aguas del municipio mientras quedaran tierras por regar en Agaete, la puesta en práctica de las leyes republicanas de reforma agraria, laboreo forzoso y que se impulsaran las obras pendientes de las carreteras a los Berrazales y la Aldea, comienza a ponerse en práctica, lo que aumentó la afiliación de jornaleros al SOVA.
En mayo de 1936, los bajos sueldos de los trabajadores agrícolas, por debajo de las 5 pesetas, el elevado paro por la no puesta en cultivo de las tierras de los terratenientes, provocan una huelga general en toda la isla que tiene prácticamente una incidencia casi total en Agaete.
Además de las peticiones que realiza la Federación Obrera provincial, el SOVA realiza unas particulares al ayuntamiento de Agaete, entre las que destaca las siguientes:
Que se obligue a los propietarios de aguas y tierras a no vender ni una gota fuera, mientras en Agaete queden fincas por regar.
Jornal de 6 pesetas para los hombres y 3 para las mujeres, jornada semanal de seis días de trabajo.
Que las fincas solo admitan trabajadores federados para evitar el esquirolaje .
Que el terrateniente D. Sixto del Castillo, realice las obras necesarias en sus fincas, según el criterio de una comisión del propietario y los jornaleros " y que de ninguna manera se tolere el mal ejemplo de vagancia que el mayordomo se está dando" (¿?), además de otras.
La patronal rechazó todas las propuestas y los trabajadores llevaron a cabo una huelga el 28 de mayo de 1936, que fue prácticamente total en Agaete.
El nuevo gobernador civil nombrado por el Frente Popular, ante la falta de acuerdo, dicta un laudo para toda la isla, con las siguientes órdenes favorables a los jornaleros:
6 pesetas de jornal para todos los obreros del campo mayores de 18 años , 4,5 para los mayores de 14 y menores de 18, 3,50 para las mujeres, siempre que no realizaran la misma labor que los hombres, en este caso tendrían el mismo salario.
Para la zona norte de la isla se dicta las siguientes disposiciones:
Todo propietario que tuviera dos fanegadas de tierra debían contratar un mínimo de un obrero, más de dos fanegadas y menos de cinco, obrero y medio por fanegada, de cinco fanegadas en adelante, dos obreros por fanegada.
En cada pueblo se forma una comisión de obreros, patronos y ayuntamiento para el seguimiento y aplicación del laudo.
El Delegado Gubernativo para la zona norte, Fernando Egea, impuso de inmediato el cumplimiento de las nuevas normas, los propietarios de tierras mantuvieron una actitud desafiante al laudo, lo cumplieron pero algunos como D. Sixto del Castillo, mandó a los trabajadores impuestos por el SOVA, a sentarse en el borde de sus fincas sin trabajar, durante el horario laboral, en una clara actitud provocativa.
Denuncia del SOVA a la alcaldía, relativa a la actitud de D. Sixto del Castillo, con los trabajadores impuestos por laudo del Gobierno Civil (archivo municipal de Agaete)
El 19 de mayo de 1936, el SOVA entrega al nuevo alcalde de la gestora de izquierda, D. Cirilo Medina Bermúdez, un pliego de peticiones aprobadas en asamblea el día anterior, solicitando la puesta en cultivo de las fincas que los arrendatarios y propietarios tenían en baldío, argumentando que las aguas son anejas a las tierras y por tanto no se pueden vender fuera, exigiendo que se prohíba y se obligue a los propietarios a poner en explotación las tierras.
El ayuntamiento convoca una asamblea junto con los propietarios y representantes del SOVA, para exponer las reivindicaciones de los jornaleros. D. Salvador Manrique de Lara en representación de su familia, propietarios de aguas y tierras, se opone, alegando que "las tierras están suficiente cultivadas según la costumbre y que solo se vende fuera el agua que sobra", lo apoyan los propietarios de aguas, con la abstención de los pequeños y medianos propietarios de tierras sin agua, salvo uno, D. Salustiano García Mendoza (Salito), que se puso de parte de los jornaleros y siempre se ganó el aprecio de los trabajadores, manifestando; "Ahora corresponde plantar millo y pasto y las fincas que no lo hagan, no están debidamente cultivadas".
Una de las primeras disposiciones de Egea, fue restablecer el antiguo sistema de riego, que primaba primero el riego de las tierras del pueblo antes que la venta de agua a otras localidades, lo que le llevó al enfrentamiento con los grandes terratenientes, en especial la familia Manrique de Lara, dueña de las aguas del Sao.
El 10 de junio de 1936, el SOVA amenazó con parar las obras de la carretera de los Berrazales si en 48 horas no se accede a sus peticiones, que consiste en el control de los turnos por el sindicato, con el fin de colocar a los 8 albañiles en paro de la localidad, a lo que el delegado gubernativo Sr. Egea accede.
Escrito del SOVA, amenazando con parar las obras de la carretera del Valle, si no se accede a sus reivindicaciones (Archivo municipal).
Por otro lado la nueva gestora del ayuntamiento de Agaete, progresista, nombrada tras el triunfo del Frente Popular, trata mediante reuniones entre propietarios y jornaleros, acercar posturas.
Las nuevas medidas de apoyo a los jornaleros apenas duran un par de meses, el golpe de estado de 18 de julio de 1936, termina con ellas y la vuelta al control total de los terratenientes sobre las aguas, las tierras y quienes la trabajan.
Los líderes sindicales, los obreros y buena parte de los jornaleros que habían participado en las huelgas son detenidos y enviados a los campos de concentración, el delegado gubernativo, farmacéutico de Agaete y líder sindical Fernando Egea Ramírez, se convierte en el primer fusilado de la guerra civil en Canarias, junto al diputado comunista Eduardo Suárez.
Manifestación con la banda municipal de música al frente, camino del Valle en la celebración del final de la guerra y la victoria de Franco. (foto archivo familiar de D. José Armas Galván, cedida por su nieto Tomás Armas Armas)
Bibliografía consultada:
Archivo histórico, municipal de Agaete.
Tradición oral.
El asociacionismo obrero en Gran Canaria durante la II República, Manuel Ferrer Muñoz.
El movimiento obrero en las Canarias orientales, 1930 a 1936, Miguel Suárez Bosa.
A la sombra del flamboyán, José Antonio Rodríguez Godoy.
Prensa de la época.
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