martes, 9 de agosto de 2016

Virgen de Las Nieves mira pal barranco,.. Temporal 1896.

    "Virgen de Las Nieves mira pal barranco, pa llevarte el pueblo faltaran dos trancos y si te lo llevas tu tienes la culpa que los marineros no te lleven nunca" (coplilla popular).


El barranco antes de febrero de 1896

La tarde del miércoles 19 de febrero de 1896, el cielo de Agaete se oscureció como nunca antes se había visto, Tamadaba, el lomo el Manco y todas las alturas habían desaparecido entre los nubarrones. A las siete de la tarde, entre truenos, relámpagos y fuerte viento, comenzó a llover de forma creciente, el cielo parecía que se iba a romper en pedazos. El ruido de los barrancos se empezaban a escuchar desde lo más alto de la villa, el barrio de San Sebastián.
A las ocho de la tarde el barranco ya se salía de su cauce habitual, amenazaba las huertas colindantes y seguía lloviendo cada vez con mayor intensidad.

Evolución de los cauces del barranco desde 1896.
        
El vecindario de la parte baja de la villa, preso del pánico y alarmado, en la oscuridad de la noche, bajo un fuerte aguacero, comenzó a subir a las partes altas del pueblo, las Peñas y San Sebastián.
La barranquera que procedente de los barrancos del Agua Dulce, las Chovicenas y las Burreras, corrían por la calle el Sol, actual Francisco de Armas o "barranquillo", con una fuerza como nunca se había visto antes, amenazando las viviendas que comenzaban a inundarse.  Desde las Peñas les tiraban sogas  para ayudarlos a subir. El pueblo quedaba partido en dos.
Por debajo del actual campo de fútbol el barranco se desbordó, salto el cauce, se dividió en dos y corrió por detrás de las casas de la calle San Germán, dejando a este barrio y sus gente completamente aislados, como si fueran una isla en medio de un mar embravecido.


      Cauce que toma el barranco, convirtiendo el  barrio de San Germán en una isla.

En la historia de Agaete y Canarias no hay nada igual, ni siquiera que se le asemeje en lo relativo a temporales, cuentan las crónicas que el nivel del agua en el barranco llegó a los seis metros de altura, hasta el borde de la actual plaza de la constitución.
A las doce de la noche comenzó a escampar, las aguas que desde Artenara, Tamadaba y altos de Galdar corrían  como caballos desbocados en dirección al mar, sin presas que las contuviera como en la actualidad.  El barranco empezaba a presentar un amenazador aspecto.             
Al amanecer, cuando los rayos del sol empezaban a aparecer entre los restos de nubes de la tormenta, el panorama es desolador, el barranco había cambiado el cauce antiguo, llevándose las viviendas colindantes con la plaza del pueblo, la amplia calle y los huertos de las proximidades de la iglesia, quedándose a solo cuatro metros de las paredes del templo, cuando antes estaba a más de cuarenta, amenazando la cimentación.


Según las crónicas periodísticas de la época, el barranco transcurría anteriormente por donde va la actual carretera a Las Nieves, paralelo a la acequia alta, hasta la rotonda de  la Aldea, habiendo entre el barranco y el templo, huertas que desaparecieron, así como un tramo de 250 metros de la carretera a Las Nieves y el "puente viejo" que lo cruzaba, que se encontraba donde la actual " glorieta de la Aldea y tronera". Siete casas, de la cuales cinco estaban en el lado colindante con el barranco, en la plaza del pueblo, se derrumbaron, sin que fuera posible salvar nada de ellas.

Ante el riesgo  que corría el recién estrenado templo, donde empezaban a aparecer grietas, el párroco D. Juan Valls y Roca, junto con el pueblo, trasladó las imágenes sagradas y todo lo que se pudo a la ermita de San Sebastián. Las fuentes de abasto público situadas en el barranco quedaron destruidas y desaparecidas, poniendo en grave peligro el suministro de agua potable a la población.


Cauce del barranco antes del temporal de  1986

     
          
Cauce mucho después del temporal, fabricándose los nuevos muros de contención.
              
En el Valle se llevó seis casas, el cauce se desbordó a la altura de la Suerte, llevándose dos puentes y  destruyendo quince fanegas de tierras y sus construcciones. Se perdieron las cosechas y cientos de animales fueron arrastrados al mar.
Cauce del barranco a la altura de la Suerte-entrada a San Pedro antes del temporal.


El barrio del Risco se llevó la peor parte, al fallecer dos personas arrastradas por el agua, algunos medios periodísticos sitúan a los fallecidos en Tamadaba, tras el hundimiento del techo de una vivienda. El barrio quedó incomunicado y con ello Tirma y la Aldea.
El daño económico fue brutal, al quedar incomunicado el Puerto de las Nieves, clave en la economía de la toda la comarca, por donde se exportaba toda la producción agrícola de la zona. El temporal, mandó a la miseria a muchas familias, en especial a las de clase jornalera al quedar destruida las cosechas y los terrenos donde se ganaban el sustento.
Se valoró en más de un millón de pesetas de la época los daños causados.
A la localidad llegaron de inmediato el secretario del Sr. obispo, el Delegado del Gobierno, el arquitecto municipal de Las Palmas, el ingeniero jefe de Obras Públicas y un sin fin de autoridades para evaluar daños y la situación.
Los daños en las grandes fincas de los terratenientes, fueron evaluados entre treinta mil y cuarenta mil duros las de D. Salvador Manrique de Lara; Antonio de Armas Ramos, la destrucción de un alpende y la desaparición de 18 animales, entre ellos 11 vacas; la casa de Armas de Agaete, la destrucción de todos los terrenos de cultivos próximos al barranco; los pequeños propietarios tuvieron numerosos daños y desaparición de  huertas y animales, en el Valle y toda la localidad.
La orilla del mar quedó sembrada durante muchos días de cadáveres de animales y restos vegetales arrastrados por las aguas.
La principal preocupación fue que, al quedar destruidas las escasas defensa que tenía el pueblo en los lindes con el barranco, si se repetía el aguacero antes de poder repararlas, se podía llevar lo que quedaba de pueblo.

Ante la magnitud de la tragedia  y la pobreza en que habían quedado muchas familias, se crea  la junta  de socorros de Agaete, presidida por el diputado provincial D Francisco Bethencourt Armas, compuesta por el cura párroco D. Juan Valls y Roca, Alcalde D. Cristóbal Jiménez Melián, Fiscal y tres vecinos de la localidad. La Junta solicita mediante escritos ayuda y caridad a todos los vecinos e instituciones de canarias, incluso a la reina regente que manda un "generoso donativo".  Las inundaciones tienen repercusión en toda la prensa, incluida la prensa de Madrid.
La solidaridad de los canarios y las instituciones no se hicieron esperar y rápidamente las suscripciones públicas, galas artísticas para recaudar fondos y las ayudas oficiales empezaron a llegar a la localidad, paliándose en algo los daños causados por el temporal, reparándose las carreteras y construyéndose el actual puente.








         

Oficio del Alcalde de Agaete D. Cristóbal Jiménez, al que fuera ministro D. Fernando León y Castillo, en el que le muestra su gratitud por las gestiones realizadas ante la reina. Le comunica que recibió un generoso donativo de S.M., de manos del diputado Felipe Massieu y el estudio del Ministerio de Fomento para reparar la carretera y puentes destruidos. (archivo provincial de Las Palmas).



Telegramas enviados por el Gobernador y Alcalde, relativos al temporal.


El desastre de Agaete en la prensa de Tenerife ( El Liberal de 22-2-1896)

Bibliografía:
Archivo histórico provincial de Las Palmas.
La Opinión 22, 24 y 25-02-1896.
Diario de Tenerife 21 y 22-03-1896.
La Correspondencia de España (Madrid)22-02-1896.
La Iberia (Madrid) 22-02-1896.
El Liberal 22-2-1896.
Fotos Fedac y propias.

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