viernes, 9 de febrero de 2024

DE LA SOCIEDAD CATÓLICA DE OBREROS A LA AGRUPACIÓN SOCIALISTA, EL ASOCIACIONISMO EN EL AGAETE DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX.

 


Agaete siglo XIX.
Ante la miseria y la desprotección de los trabajadores, el estado legisló permitiendo el asociacionismo de las clases populares con fines protectores, prohibiendo las que tenían fines reivindicativos, que no llegaron a funcionar plenamente hasta la llegada de la II República.

Agaete no fue ajena a estos movimientos asociativos que se extendían por todo el estado.

SOCIEDAD CATÓLICA DE OBREROS DE LA VILLA DE AGAETE.

Una de las primeras asociaciones que se crean en Agaete a finales del siglo XIX es “la sociedad católica de obreros de la villa”. Fundada el 1 de mayo de 1887, con el fin de ejercer la caridad cristina del socorro; del cuerpo y del alma, aunque como dice el artículo primero de su reglamento, el principal fin era; conservar y fomentar las creencias católica, apostólicas y romanas, crear una caja de ahorros para socorrer a los obreros mutuamente en caso de necesidad.

Su reglamento prohibió taxativamente las discusiones políticas dentro de la sociedad.

Entre sus normas, además del socorro económico a los trabajadores enfermos, prevé el ceremonial en caso de tener que suministra el sacramento de la extremaunción. Llegado el caso, al sacerdote había que acompañarlo un mínimo de doce socios con faroles y hachones hasta el domicilio del moribundo. Si fallecía tenía asegurado; un entierro modesto, caja para la tierra, el doblar de las campanas, y tres misas sin cargo alguno, quedando prohibido los discursos en el cementerio, finalizando el sepelio con el rezo de tres padres nuestros por el alma del difunto, lo más parecido a la funeraria de hoy en día. Al traslado del cadáver al cementerio tenían que asistir todos los socios, formados en dos filas irían detrás del féretro.

Es su primer presidente; Don Graciliano Ramos Medina, que posteriormente sería suegro del poeta Tomás Morales. Componen la junta directiva entre otros; el párroco D. Juan Valls y Roca.

SOCIEDAD EL PROGRESO.

El maestro Don José Sánchez y Sánchez, con los niños de la escuela, año 1910, recibiendo al obispo Pérez Muñoz.

El 27 de agosto de 1887, el polifacético maestro Don José Sánchez y Sánchez, junto con un grupo de vecinos crean la sociedad “El Progreso” de la Villa de Agaete, con el objeto de la instrucción; mediante la lectura de obras literarias, científica, periódicos, tertulias, bailes y toda clase de juegos, excepto los de envite y azar. La cuota que deben pagar los socios es dos reales y medio de vellón por mes.

SOCIEDAD DE ARTESANOS DE AGAETE

El 7 de junio de 1911, se crea la sociedad de artesanos de Agaete, por sus estatutos se trata de una sociedad recreativa, con el fin de contribuir al progreso intelectual y moral de la sociedad y proporcionar distracción y recreo a la localidad. La cuota de entrada a los nuevos socios es de dos pesetas, y la cuota mensual es de una peseta con cincuenta céntimos.

Como ya existía a pleno rendimiento la sociedad "La Luz" que, dada su importancia en el devenir de la Villa, tiene un capítulo aparte en este blog y funcionando desde 1907. Es posible que la creación de esta sociedad sea por desavenencias de algunos socios con la ya existente.

Su domicilio social es la calle el Sol, número 1, actual calle Juan de Armas. Componen la comisión organizadora de esta sociedad; Don José Armas, Don Cristóbal Jiménez, Don Pedro Sosa Martín, Don Juan Álamo, Don Juan García, Don Mariano Vera, Don Salvador Medina y Don José Armas Nuez.

SOCIEDAD PÓSITO DE PESCADORES DEL PUERTO DE LAS NIEVES.



Esta curiosa sociedad, creada el 29 de julio de 1928, cooperativa de pescadores, tiene como misión principal; fomentar la cultura general y la formación de los pescadores de la villa, facilitar la compra de todos los artilugios necesarios para el ejercicio de la pesca desde redes a las embarcaciones, procurar nuevos mercados para la pesca, establecer entre los socios los diferentes seguros sociales y de socorros mutuos.

Como curiosidad, consta en su reglamento que la sede social, mientras no se tenga otra, es “la playa de Las Nieves”, donde se celebra su primera junta. Son socios fundadores un total de 73 pescadores de la villa. Su primer presidente es; Don Sebastián Viera Palmés. La cuota mensual acordada por socio es de una peseta mensual.

MUTUALIDAD ESCOLAR SAN PEDRO.



Constituida el 9 de febrero de 1928, en el Valle de Agaete, esta asociación tiene como objeto; el socorro mutuo en caso de enfermedad o fallecimiento y la formación de pensiones de retiro y vejez entre otras. Para ser socio había que tener entre tres y dieciocho años y estar escolarizado en la escuela del Valle. Para entrar en la sociedad había que pagar una cuota de 50 céntimos y pagar 10 céntimos semanales, de los que cinco céntimos iban a una cuenta para el socorro mutuo en caso de enfermedad y los otros cinco céntimos a un fondo para una futura pensión de vejez. Tiene su sede en la “escuela nacional del Valle”. Son fundadores de la sociedad entre otros; el maestro Don Miguel García Lorenzo, Don Juan Tito Suárez García, Don Santiago Rosario, Don José Martín, Don Basilio Viera y otros. Es elegido presidente Don Antonio Rosario García.

 

¡¡¡LA REPÚBLICA!!!


Tras la caída del régimen dictatorial de Primo de Rivera en 1930, El rey Alfonso XIII trata de instaurar un régimen democrático convocando unas elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Las elecciones las ganan los republicanos en la mayoría de las capitales de provincia. El rey “huye” y se proclama la II República. En Agaete ni se votó, la única candidatura que se presentó, la monárquica, fue proclamada el domingo anterior de acuerdo con la ley electoral al no haber alternativa. Las nuevas autoridades provinciales republicanas, no estando de acuerdo cesan la corporación elegida, sustituyendola por una gestora y ordenando nueva convocatoria de elecciones para el 31 de mayo de 1931.

A toda prisa los grandes partidos nacionales intentan crear agrupaciones en el pueblo con el fin de poder presentarse a las nuevas elecciones.

Ayuntamiento y corporación de Agaete 1921.

PARTIDO REPUBLICANO DEMOCRÁTICO FEDERAL DE LA VILLA DE AGAETE.

Se crea el 21 de mayo de 1931, tiene su sede en la calle León y Castillo de la villa. Sus ideales son los aprobados en asamblea por el partido en Madrid el 22 de junio de 1894, su líder provincial es; José Franchy Roca.

En sus estatutos autoriza a los antiguos monárquicos a ingresar en la agrupación, previa declaración por escrito de aceptar sus fines, pagar dos pesetas de cuota de inicio y una peseta de cuota mensual.

Compone la comisión organizadora; Don Matías García Martín, Don Cirilo Medina, Don Juan Álamo y Don Eusebio Barroso. Son elegidos vocales; Don César Luis Del Rosario (desaparecido en abril de 1937), Don Justo García Sosa (desaparecido en abril de 1937), Don Antonio del Rosario Martín, y Don Raimundo Saavedra Armas.

 

AGRUPACIÓN SOCIALISTA DE AGAETE.

Se crea el 21 de mayo de 1931, en reunión en su sede sita en la calle de la Concepción de la villa, la comisión organizadora compuesta por Don Juan García Arteaga, Don Manuel García Álamo, Don Cástulo Nuez Jiménez y Don. Juan Godoy, crean la agrupación Socialista de Agaete, afiliada al PSOE; tiene como objetivo la defensa y propaganda de los ideales socialista, fomentar la organización obrera, orientándola a las tácticas y tendencias de la Unión General de Trabajadores.

Para poder afiliarse era obligado pertenecer a una organización de resistencia de su oficio o a la sociedad de oficios varios (SOVA). Para atender los gastos del partido los afiliados varones pagarán una peseta mensual y las mujeres 50 céntimos. Es su primer presidente Don Cornelio Medina Bermúdez. Son vocales, entre otros; Don Emiliano García Jiménez y Don diego Rodríguez Díaz.

Comisión organizadora 21 de mayo de 1.931.

Ante las próximas elecciones municipales acuerda en su primera asamblea ir coaligados con el partido republicano federal de la villa.

Al parecer la agrupación, debido a los reveses electorales perdió protagonismo y presencia en la vida social y laboral de la localidad. Tras el triunfo de frente Popular en febrero de 1936, y el cese de la corporación, sustituida por una gestora de izquierda, el 29 de junio de 1936, por el delegado gubernativo para la zona norte, el farmacéutico de la villa Don Fernando Egea Ramírez, en calidad de presidente de la agrupación socialista de la villa, se presenta escrito en el gobierno civil, acompañando unos nuevos estatutos con el fin de que se aprueben, para poner nuevamente en marcha la agrupación socialista de Agaete, que “está en proceso de creación”. El nuevo estatuto es copia del anterior de 1931, con pocas variaciones, la más llamativa es la cuota a abonar por los militantes en relación a la que pagaban cinco años antes, se reduce a la mitad, 0,50 céntimos los hombres y 0,25 las mujeres. Es condición necesaria para ingresar en la agrupación, estar gremiado y pertenecer a una sociedad de resistencia. Su sede social es en la calle Juan de Armas número 7.

29 de junio de 1936, escrito de Don Fernando Egea en el que, como presidente de la agrupación socialista que está en creación, solicita la aprobación de su reglamento al gobernador civil.

La agrupación socialista de Agaete, no pudo ponerse en marcha, 19 días después de su refundación, 18 de julio de 1936, ocurrió la sublevación militar contra la república y su promotor y presidente, Don Fernando Egea, detenido y fusilado el 6 de agosto siguiente.

 

SOCIEDAD DEPORTIVA ESPAÑOL FÚTBOL CLUB.

Aunque con anterioridad ya se jugaba al fútbol y había algún equipo, quizás es la primera asociación de índole deportivo que legalmente se crea en la villa, el 18 de febrero de 1931, su objetivo es la de fomentar toda clase de juegos lícitos, en especial el “fott-ball”. La cuota para los futuros socios es de una peseta mensual. Tiene su sede en la calle de la Concepción, número 8, de la villa. Preside el comité organizador Don Cirilo Armas Galván.

 

Nuevo Español de Agaete 1940.


SOCIEDAD CULTURAL Y RECREATIVA; “LA UNIÓN” DEL VALLE DE AGAETE.



Creada el 31 de 1935, en el valle de Agaete con fines culturales y recreativo. Fueron sus promotores; Don Eusebio Martín, Don Antonio Rosario y Don Gregorio Sosa. La sociedad fue efímera, otra víctima más de la guerra civil, la situación económica hizo inviable la continuidad de la sociedad, procediéndose a su disolución el 25 de octubre de 1936. El mobiliario y enseres fue valorado en 395 pesetas, que fueron a parar; al dueño de la casa; 175 pesetas por cinco meses de alquiler que se le debían, a Doña Segundina Gonzáles, 170 pesetas por varias deudas y a Don José Medina Perdomo, 50 pesetas que se le debían por los muebles.

 

SINDICATO DE TRANSPORTE DE AGAETE

Foto; "la milca" Rojas Fariñas.

Otra de las sociedades efímeras, este sindicato fue creado el 7 de junio de 1936, presentada en el gobierno civil el 19 de junio de 1936, y prohibida toda actividad sindical un mes después tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936, lo crean dos transportistas, no debía existir muchos más, Don Antonio Rosario Martín y Don Cristóbal Martín Trujillo, uno chofer y otro aspirante a chófer según la documentación.

Su domicilio social se encuentra en la calle Juan de Armas, número 7, de la villa, sede a su vez de la sociedad de oficios varios y de la agrupación socialista de Agaete.

Su objetivo es, entre otros, establecer turnos de trabajo, para que todos los propietarios puedan trabajar en igualdad de condiciones y que no se perjudique a la colectividad.

 

AGRUPACIÓN LOCAL DEL PARTIDO UNIÓN REPUBLICANA DE AGAETE.

Creado el 4 de junio de 1936, por Juan Álamo y presentado su reglamento el 17 de julio de 1936, en el gobierno civil, un día antes  del golpe de estado, tiene por objetivo intervenir en la vida politica de Agaete. Tiene su domicilio en la calle Juan de Armas, nº 7 de Agaete.  

Debió de ser uno de los últimos documentos que firmó el gobernador Don Antonio Boix Roig, al siguiente día fue detenido y condenado a la pena de muerte, conmutada posteriormente por la de cadena perpetua.


SOVA, SOCIEDAD DE OFICIOS VARIOS DE AGAETE.

Dada la importancia de esta asociación, tiene una entrada propia dedicada a la misma (sova). Su objetivo; la instrucción y la defensa sindical de los trabajadores que no tuvieran asociación gremial en la villa.

Creada en mayo de 1932, tuvo sus vaivenes y estuvo sin funcionar algún tiempo, reactivandose tras el triunfo del frente popular en febrero de 1936, teniendo lugar su reapertura con nueva directiva, el 10 de marzo de 1936.

Su sede estuvo situada en la calle el canario número 9. En 1934, se traslada a la calle la Cruz, número 20, terminando en el número 9, del barranquillo.

ACCIÓN POPULAR DE LA MUJER DE AGAETE.

Fotografía Rojas Fariñas.

En 1934, se crea la primera asociación de mujeres de la villa, dentro de la asociación provincial, "Acción Popular de la Mujer", organización de derechas católicas, siendo presidenta delegada Dña. Rosario Álamo, si bien no se le conoce más actividad que la organización de una misa y procesión el domingo 20 de octubre de 1935, que sacan a San José, en acción de gracia.

 

SOCIEDAD DE INSTRUCCIÓN Y RECREO GUAYARMINA.

Constituida el 5 de julio de 1935, su andar fue truncado por la guerra civil, su presidente el maestro Don Miguel Pérez García, fue detenido por resistencia al golpe militar y condenado a muerte, pena que le fue conmutada posteriormente.

Entrar en la sociedad costaba seis pesetas y la cuota mensual a pagar era de tres pesetas.

Entre sus vicepresidentes se encontraba el farmacéutico de la villa, Don Fernando Egea Ramírez, primer fusilado de la guerra civil en las islas, junto con el diputado comunista Eduardo Suárez, el médico Don Víctor Mendiola, Don Valentín Armas Nuez o Don Pedro Esparza Martín, estos últimos fueron alcaldes de la localidad, nombrados por las nuevas autoridades franquistas.

Don Fernando Egea Ramírez.

La sociedad tenía su sede en la antigua recova, actual biblioteca municipal.

Si bien se declaraba ajena a cualquier cuestión politica o religiosa, se permitía cualquier tertulia o discusión, sin más límites que los establecidos por las leyes.

Compaginó su corta vida con la otra sociedad recreativa de Agaete, que aún hoy en día sigue en funcionamiento; Sociedad la Luz que, dado su importancia tiene un capítulo aparte en este blog.

Archivos consultados:

Archivo Provincial de Las Palmas y archivo municipal de Agaete.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 18 de octubre de 2023

UN PUEBLO CON POCAS LUCES, LA HISTORIA DEL "MOTOR".

 

Fíjense si es importante la luz eléctrica, que lo primero que dijo Dios cuando creó el mundo fue; “Haya luz” y hubo, aunque a Agaete tardó unos cuantos años en llegar, concretamente a finales de la década de los años veinte del pasado siglo cuando, don Juan García Rosario decide montar una "fábrica de electricidad", y comienza a hacerse la luz en la entonces oscura villa. El 1 de enero de 1938, el negocio es traspasado a don Segundo del Rosario Jiménez, tras su regreso de Cuba con algunas “perras” ahorradas.
Hasta esos años Agaete era un pueblo “con pocas luces”, además de la farola del mar, en la punta del viejo puerto, que en el crepúsculo encendía el guarda muelle, sirviendo de faro en las noches oscuras a las embarcaciones y pescadores, solo había unas pocas lámparas en las calles más céntricas; alimentadas con brea en un principio y más tarde con aceite, carburo y un derivado del petróleo que en Canarias llamaban belmontina, siendo el encargado de encenderlas el “sereno municipal”.


La farola del mar, en la punta del muelle viejo (FEDAC).

Con ayuda de ingenieros y técnicos alemanes, poco a poco la electricidad se fue extendiendo por el casco urbano de la villa. Una anécdota de esos primeros momentos que se hacía la luz en el pueblo, una lámpara por casa, me la contó mi abuela Nina; su abuelo, ya anciano en aquellos años, la noche que vio por primera vez un bombillo encendido, asombrado por el invento y la novedad, lo primero que hizo después de preparar la cachimba con tabaco bien picado, fue arrimarla a la lámpara encendida, pasado un rato como vio que el tabaco no se encendía, le dijo a su hija; María el Pino, ya nos engañaron, esto no sirve.

En agosto de 1930, el ayuntamiento hace un desembolso extra de 500 pesetas para electrificar la remodelada plaza de la Constitución.



Durante la convulsa década de los años treinta del siglo XX, la central fue creciendo y haciendo clientes, a pesar de que solo ofrecía luz eléctrica unas horas al día, desde el crepúsculo hasta la medianoche.

La rentabilidad del negocio no era muy buena, las continuas averías, al tratarse casi todo el material de la central de segunda o tercera mano, el encarecimiento del gasoil por la guerra civil y guerra mundial posterior, la falta de repuestos, el intervencionismo del estado en las tarifas  aplicadas a los clientes, etc., produjo un enfrentamiento continuo entre el propietario, “Segundito”, y las autoridades locales que no estaban de acuerdo con el servicio que estaba dando.


Tarifas de la central eléctrica de Agaete 1934

A principios de 1940, como medida para aliviar el elevado coste de la central, Don Segundo Rosario propone a las autoridades que le concedan autorización para colocar un molino de trigo y millo, colindante con la nave donde está los motores, aprovechando los mismos para la molienda, así como por la junta de abasto se le provea del trigo y millo suficiente para abastecer a los términos municipales de Gáldar, San Nicolás y Agaete. Para lo que dispone de una camioneta de su propiedad con matrícula nº 5688, con capacidad de 3000 kg.
Plano de la central años cuarenta del siglo XX.

El servicio tiene muchas deficiencias y averías constantes, en especial el del alumbrado público que, en 1946, está compuesto por 32 bombillos y solo funcionan 18, por lo que el alcalde Don José Armas Galván, le llama la atención a “Segundito” en reiteradas ocasiones mediante requerimientos por escrito, llegando a acusarlo de “rebeldía, desobediencia a la autoridad” (APM nº 1048 de 5/11/1947) y de resistencia pasiva a los mandatos de la autoridad. En su descargo, Don Segundo manifestó que hace lo imposible para conseguir materiales eléctricos en condiciones y a precios accesibles, así como que no puede contratar personal técnico especializado por no haber en la localidad y traerlo de fuera resultaría muy caro. A su vez, el propietario le echa parte de la culpa a la deuda que, desde 1935, mantiene el ayuntamiento con su empresa, “unas ocho mil y pico de pesetas” por el alumbrado público que suministra. Dado que el ayuntamiento le acusa de los daños y del fundido de los bombillos de la iluminación pública, por los vaivenes de la potencia eléctrica y a la mala calidad del tendido. Don Segundo, en su descargo, los achaca a la mala calidad de las luminarias usadas por el consistorio, que además usa portalámparas de interiores no actos para lluvia y viento en la vía pública.

En los años de máximo esplendor de la industria, principios de los cincuenta del pasado siglo, la central eléctrica tenía una potencia de 31,50 kv. Y la producción utilizada no pasaba de 43.470 kw-hora al año, por lo que la rentabilidad con los precios establecidos por las autoridades no era nunca del agrado del empresario, “escapando” según Segundito, por la molinería adjunta que funcionaban con el mismo motor que producía la electricidad, un viejo Ruston Hornsby, nº 164578, de 38 caballos.

La molinería, por falta de “granos” debido al racionamiento, trabajaba con intermitencias, no pasando de unas 1500 horas al año, produciendo, entre otros, un gofio que se envasa con la marca comercial, muy agaetense; “Nuestra señora de Las Nieves”, muy apreciado en toda la isla.



Aún se puede observar en muchas viviendas de la villa los viejos aislantes de porcelana donde se enganchaban los cables del antiguo tendido eléctrico.

La central estaba situada en la calle “San Juan”, esquina a la calle “Estanco” de la localidad, de ella partían dos líneas que suministran la electricidad a las viviendas y al alumbrado público del pueblo; una hacia la “villa arriba” y otra hacia “villa abajo”. 
Una de las líneas, la que suministraba electricidad a la villa abajo, pasaba por el frontis de mi casa en la calle Guayarmina nº 5. En una ocasión, siendo un niño, me había fabricado una caña de pescar. Después de pasarme un buen rato buscando la caña adecuada en el barranco, haber comprado unos metros de tanza y un anzuelo en la tienda de ”Gerardito”, preparado una boya con un corcho de una botella, solo me faltaba el plomo para completar mi aparejo. Sabiendo que el plomo que hacía la función de fusible de la línea eléctrica estaba en la esquina de mi casa, accesible desde la azotea y que durante el día no había electricidad, no se me ocurre otra idea que quitar los diez o doce centímetros de plomo de la línea y marcharme con los amigos a la pesca de cabozos y gueldes en los charcos de las salinas, entonces abundantes. Cuando regreso, ya anocheciendo, con mi caña al hombro, lo primero que veo es medio pueblo a oscuras, a Hilario (el empleado de la central eléctrica) en la puerta de mi casa con la escalera al hombro, como era habitual en él y a mi madre con la zapatilla en la mano, lo demás ya se lo pueden imaginar.



La vieja central, hoy solo unas ruinas.

El número de empleados que tenía en los años cincuenta del pasado siglo la empresa eléctrica era; un encargado técnico, un montador, dos oficiales de 2ª y un oficial administrativos por horas.

El 2 de mayo de 1964, un ingeniero de la delegación de industria de Las Palmas, se persona en la central y levanta acta de inspección en los siguientes términos:

1) Siguen sin timbrar las botellas de aire comprimido.
2) La red eléctrica de suministro y la instalación eléctrica interior está en condiciones antirreglamentarias.
3) Los dos motores RUSTON están instalados clandestinamente.

Y unas cuantas irregularidades más, según el acta, las conclusiones son que dan dos meses para poner al día la industria o se procederá a su cierre total.

No sabemos cómo, probablemente industria no se atrevió a ordenar el cierre y dejar el pueblo a oscuras, lo cierto es que Segundito siguió aguantando unos años más, con avería día sí y día también, días enteros si luz continuamente.




Recuerdo siendo un niño estar en cine, irse la luz con la consiguiente algarabía del público y el empresario cinematográfico, Don Alberto, mandarte al cercano “motor” que era como llamábamos a la central; niños vayan al motor y pregúntale a Segundito cuanto va a tardar en arreglar la avería, corriendo cuesta Guayarmina arriba nos dirigimos al lugar y le peguntábamos a Segundito; dice don Alberto que cuanto va a tardar en reparar la avería. Don Alberto terminó por comprar un motor que colocó en la parte baja del cine, actual biblioteca, poniéndolo en marcha cada vez que había una avería, lo mismo hicieron en la sociedad La Luz y muchos particulares en aquellos años.

En 1968, hay una oferta por parte de don Juan Miranda, propietario de la central de Gáldar para traer la electricidad a Agaete, y un proyecto de don Segundo para construir una nueva central por cinco millones de pesetas. Ese mismo año se adjudica a la entonces compañía estatal de electricidad Unión Eléctrica de Canarias (UNELCO) un proyecto para llevar la energía desde Santa María de Guía a Gáldar y Agaete y electrificar la villa por un total de once millones y medio de pesetas, por lo que Segundito viéndolas venir, dejó de invertir en su “fábrica de electricidad” y las averías y apagones era la normalidad del pueblo.

A principios de los años setenta del pasado siglo, Segundito dijo; Hasta aquí llegué, ya no reparo los motores más y echó el cierre, dejando durante unos cuantos meses el pueblo a oscuras total, hasta que la UNELCO, la compañía pública de electricidad fue desplegando su red eléctrica por la villa. Al Valle fue el último lugar en llegar, completandose la electrificación de la localidad en el año 1975.

Hoy en día no podríamos vivir sin electricidad, falta unos minutos y nos volvemos locos, para la mayoría siempre ha estado ahí, pero muchas generaciones de agaetenses sí conocieron esos tiempos de olor a petróleo, de linternas y candiles que marcaron una época, un tiempo donde teníamos que estudiar a la luz de una vela, ese tiempo se ha convertido simplemente en memoria del pasado, en historia del pueblo afortunadamente.



jueves, 8 de junio de 2023

TIENDAS DE ACEITE Y VINAGRE, AGAETE 1960.

 

La tienda de "Dalia", heredada de su padre, Luis Jiménez, una de las últimas que sobrevivió en el casco urbano de Agaete. En la foto Dalia y su hermana Fori (D.E.P.s).

Hubo un tiempo no muy lejano, en que la gente no tenía coche ni facilidades en el transporte público para desplazarse como hoy en día, las distancias y las carreteras eran otras, la capital se encontraba a 49 kilómetros por una tortuosa vía, solo se viajaba en caso de necesidad.

En estas circunstancias la población de Agaete se tenía que abastecer de todo en el mismo pueblo, la actividad económica y comercial de la villa era muy superior a la actual.

En aquel Agaete de principios de la década de los sesenta del pasado siglo, en los 45 kilómetros cuadrados de la Villa moraban 5.079 personas.

Las dos fábricas de calzados existentes, únicas en la isla, daban trabajo a medio centenar de zapateros y se llegaron a confeccionar más de doscientos pares de zapatos diarios.

Fábrica de calzados Armas de Agaete, años cuarenta del siglo XX.

El hotel Princesa Guayarmina, la embotelladora y el balneario de aguas termales de Los Berrazales ocupaban a otro medio centenar de personas. En la plaza de Tomás Morales teníamos dos estaciones de servicios o surtidores, un taller de reparación de vehículos en la calle Juan de Armas núm. 9. Los únicos tres restaurantes existentes se encontraban en Las Nieves, “La Granja”, con piscina incluida, “Antonio Melian” y “El Cápita”, todos de tercera categoría.

La riqueza principal y su mayor fuente de empleo era su agricultura; producía plátanos, tomates y toda clase de frutas tropicales. Existían dos molinerías de grano que suministraba a la villa el gofio y se exporta a otros pueblos.

Dos industrias eléctricas abastecía la localidad de electricidad en horas nocturnas, una pequeña industria de confección de prendas de vestir, “la tienda nueva”, una sastrería, “Pipo”, cuatro alojamientos de hostelería, doce explotaciones de aguas, seis carpinterías, dos herrerías, una hojalatería, “Amante”, tres ferreterías, doce cafetines (bares), tres comercios de tejidos, una industria pesquera artesanal que emplea un centenar de personas, media docena de barberías, otra tantas de panaderías, cuarenta y seis comercios de comestible en general y alguna industria más que se me queda atrás.



LAS 46 TIENDAS DE ACEITE Y VINAGRE:

El vocablo  “aceite y vinagre”, era la denominación oficial que se hacía a ciertos pequeños comercios desde el siglo XIX, a efectos de su clasificación en el pago de impuestos, si bien la costumbre antigua de dividir las tiendas en dos, una parte donde se vendían los alimentos y otra donde se despachaban las copas y el enyesque a los hombres, mientras sus mujeres efectuaban la compra, ya que según los cánones de la época, eran los varones los que manejaban el dinero, pagando al final las viandas y la bebida, derivó en llamar “aceite” a la parte de venta de comestibles y “vinagre” a la de las copas, como decía "Pepe Monagas"; “mita tienda y mitad cafetín”. Situadas normalmente en una habitación de las que daban a la calle de la propia vivienda habitual del propietario, eran además un lugar de encuentro de los vecinos.

La tienda de Lasito y Antoñito, actual bar Perola, obsérvese las bombas manuales para extraer aceite y petróleo, los bidones se encontraban debajo del mostrador (FEDAC).

Los comercios y tiendas eran conocidos por los nombres o apodos de quienes los regentaba. Así sucedía, con la tienda de; “Sofiita”, “Gerardo”, “Juan de Plácida”, “Luis el de Sinforosa”, el "cafetín" del “capote”, el de “José el de María Pepa”, “el cisca”, etc.

Eran tiempos de honradez y confianza, donde la sola palabra bastaba, se compraba a “fíao”, el “apúntemelo en la libreta” era la palabra y el único documento válido, la libreta donde se anotaban las deudas. Se pagaban cuando el esposo cobraba a fin de semana, mes o cuando finalizaba la zafra y se liquidaba con los empresarios tomateros, el trato era muy personal y el contacto directo, todos se conocían.

Tienda del Ruano o tienda de Tina, Casas del Camino, Valle de Agaete (Proyecto Islanders, fotógrafo Rubén Grimón).

Algunas de aquellas pequeñas tiendas no tenían nada que envidiar a una gran superficie, salvando las distancias, se podía comprar de todo; desde unas alpargatas a una cubertería, desde millo para las gallinas a gofio, pasando por toda clase de utensilios, petróleo para las cocinillas, tabaco, jabón, aceite, etc., todo a granel.

Según la temporada; las máscaras de cartulina o cartón en carnavales, en navidades; las figuritas para el belén, juguetes, los polvorones, las almendras rellenas, que los niños de la época le llamaban “lo mejor del mundo”, una pala o un pequeño balde de plástico para la playa en verano, los libros de las comuniones y rosarios en mayo...

La parte del vinagre, en el Valle.

En mi memoria aún recuerdo los aromas de esas tiendas, olores a chorizo de Teror, tocino salado y morcillas que colgaban dentro de expositores de cristal, el olor repelente a pescado o sardinas saladas dentro de aquellos barriles. Sobre los mostradores, garrafones de amplia boca, llenos de aceitunas o una enorme calabaza de donde se iban cortando los trozos que pedían los clientes. Olor a aceite rancio y petróleo, olor a queso viejo, olores imborrables.


Del programa de las fiestas 1957.

Se podría decir que había una tienda en cada esquina, empecemos con el recuerdo de las del Valle; entrando por las cuevecillas nos encontrábamos las tiendas del “Chambu”, la de “Sarapita” y la de “llallé”, madre de Tinito, “al que le gustaba asistir a todos los entierros y al de él no pudo ir”. Luego ya en la plaza la tienda de Angelito, más adelante la de “Juan el rabioso” y la de Francisco Suárez. En la Vecindad destacaba la tienda de “Ñoño”, que además era contratista, realizó la estructura de la actual sociedad, Ñoño compraba a 1,50 y vendía a 1 peseta, para joder a los demás, en el mismo barrio la tienda de José el de Ramona, Antoñito González y alguna más. En el lomo; Mercedita “la poilla”, los “Ruanos” en las Casas del Camino, en total una docena de tiendas para atender una población de 1210 personas del caserío en 1960.

Miguel Sosa en su tienda de San Pedro, foto AM, Canarias 7. 

En el casco urbano se localizaba la mayoría de las tiendas de la localidad, algunas las llegué a conocer. Entrando al pueblo, por la calle León y Castillo; la tienda de “Sofiita y Cristóbal”, había que tener cuidado con la pequeña puerta y agacharse para entrar, más de uno se dejó allí la frente. Al ser cuñada del alcalde Andrés Rodríguez era “la tienda oficial del ayuntamiento”, así lo demuestra una de las libretas y las cuentas donde se apuntaban los “fiaos”.

Factura de la tienda de "Sofiita" al ayuntamiento por diversas bebidas y otros, 1966.

En la plaza; la tienda de mi tío Chano Evaristo, más tarde regentada por sus hijos Andrés y José, por razones familiares donde hacía la compra mi madre. La tienda de Lasito y Antoñito, actual bar “el Perola”, con surtidor de gasolina en la calle. En la plaza de Tomás Morales destacaba la tienda de “Juanito el curro y Magdalenita”, auténtico centro comercial, con oficina de correos en el interior y surtidor de combustible en la calle, además traía la prensa diaria, revistas, para los más pequeños TBOS que llamábamos “chistes”, material escolar, se recogían carretes de fotos para el revelado, se vendía lotería, etc. Si ibas con el bebé a la compra, Magdalenita lo pesaba en la misma balanza en que pesaba las viandas y lo apuntaba en un papel para ver si aumentaba o iba para atrás, lo hacía sin mirarlo, porque se decía que tenía “fuerza de vista” y le hacía mal de ojo.


Ristra de estropajos de esparto, muy común en todas las tiendas (tienda de Luisito y Dalia).


En la calle José Sánchez; la tienda de María Pepa, la de Lolita la de mastro Juan, la de Nieves la costera, la de Miguelillo el de “saballito”...

En la calle de la Concepción; la "Bermeja", Felicita y Demetrito, la de “Antonio el naranjero”, la de Juan María y en la actual panadería la esquina, la tienda de Seña María Escolástica, regentada por sus hijos Paco y Rafaela. Esta tienda por cercanía a mi casa me trae muchos recuerdos, habían tantos trastos colgados por todas partes que no se veían las paredes, escobas, calderos, ristras de estropajos de esparto, palanganas, cocinillas, alpargatas, etc., en el piso solo se veía un pequeño pasillo por donde se movían la gente, el resto estaba lleno de toda clase de cacharros, baldes y baños metálicos, sacos de millo, papas, etc., enfrente las tiendas de  “Pinito Herrera”, la de Andreita Lugo, “la poilla”, y la de Salvador y Edita.

En “la Villa arriba”; la de Pepito Armas, la de Maquita la del Panchó, la tienda de Luis el de Sinforosa, auténtico emprendedor diríamos hoy en día; fabricaba sus propios caramelos, pirulines, polos, además de lejías, jabones y otros productos, y si se te ofrecía; te cortaba el pelo o te afeitaba, vaya hombre más apañado, un "manitas", su hija Dalia continuó con el negocio hasta que las fuerzas la acompañó.


La balanza de la tienda de Luisito.

En la calle el Carmen la tienda de Juan de Plácida. Guayarmina arriba; la tienda de Graciliano, la de Juan José, la de Carmen la Justa, la de Jesús la del Cisca,  la de Salvador el curucusa, la de Juan Arteaga, la de seña Bárbara, la de Matías el Palomo, la de seña Pepa la de Juan Calvario, la de mano José, la de María Boza, la de Periquito el Guerrero, la de Andreita, la de José el de Elvira (padre de Pepe Dámaso) en el actual local de quinielas y loterías, la de Luciita, la de Gregorio “el cochino”,  …

En San Sebastián; destacaba la de Gerardo, otro auténtico supermercado, en un pequeño habitáculo donde parecía imposible moverse en el interior, apenas sobresalía la cabeza de Gerardo y su sobrino “Tillo”, había de todo, ni los techos se veían de la cantidad de cosas colgando que había. Lo que no encontrabas en ninguna otra tienda, seguro que Gerardito lo tenía, sino, él te lo traía, a los de San Sebastián los atendía por una ventana en la parte trasera de la vivienda.

La ventana por donde atendía Gerardito en la actualidad.
 

Ya en pleno corazón del Santo, la de Miguel el hermano de Gerardo, la de Juan el de María Cruz, la tienda de Purita, celebre para la chiquillería de aquellos años por sus tambaras y otras golosinas por la festividad de San Sebastián. 

En el Hornillo, la tienda cueva de Enrique, en el Risco la de Perdomo y la de Paca. En Las Nieves la tienda Cesarita, la de Pinito la borriquera, la de José Ramón y la de Antonio Melian.

Enrique en su tienda cueva en el Hornillo.

Y muchas más que se me quedan en el tintero, hasta contabilizar las 46 documentadas.

A finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo XX, a medida que en la vecina Gáldar iban apareciendo los supermercados que te traían la compra a la casa, y con los que no pudieron competir los pequeños comercios del pueblo, fueron desapareciendo la mayoría de estas tiendas. 

Y hasta aquí mi modesta visión de lo que fueron, no hace tantos años, las tiendas de aceite y vinagre de nuestra villa, que formaron parte de nuestra historia y nuestra cultura, que con su labor y el: "se lo apunto en la libreta y págueme cuando pueda", dieron facilidades para que las clases trabajadoras y menos pudientes, pudieran llenar el caldero cada día.

Población de Agaete en 1960, distribuida por barrios.

Las cocinillas de petróleo de la tienda de Luisito el de Sinforosa.


La bomba del aceite de la tienda de Luis el de Sinforosa.

La bomba manual para extraer aceite o petróleo, de la tienda de Sofiita, en la actualidad la podemos ver en el mostrador de la nueva pizzería "el semáforo", en la plaza de Agaete.

Los moldes de galleta y los papeles con los que "Luisito", hacía los pirulines.



Mi agradecimiento por su colaboración a; Don Juan "Corina", Don Juan Medina y Don Juan Francisco Jimenez.