viernes, 7 de octubre de 2016

DE AGAETE AL SAHARA, PRESENCIA Y RETORNO.

  

A principios de los sesenta del pasado siglo, centenares de miles de españoles salieron del país rumbo a Europa, la mayoría en busca de mejores expectativas económicas o porque no había trabajo para todos. A los canarios Europa nos quedaba lejos y lo hicimos a dónde nos quedaba más cerca,  África Occidental Española (AOE), apenas a 100 kilómetros de nuestros pueblos, un lugar en el que no habíamos estado nunca y al que fuimos prácticamente con lo puesto.
En el censo de la provincia africana de 1967, único que hace distinción por región de procedencia, hay 9.395 europeos censados, de los que 3.317, somos nacidos en Canarias, más de un tercio de los no nativos, la mayoría de las islas orientales y residentes en la capital del Sahara, el Aaiún. A principios de 1975, se calcula que ya son cerca de 10.000 los canarios residentes en el territorio.
El Sahara era una colonia donde hasta finales de los cincuenta sólo había personal militar, administrativo, sus familias y algunos canarios; obreros en las empresas de suministros y construcción, además de los saharauis.


Aaiún a principios de los sesenta. http://www.lamilienelsahara.net/

Unos de los primeros agaetenses en poner rumbo al Sahara fueron unos emprendedores hermanos del Valle de Agaete, Gabriel, Juan y Manuel, conocidos en la villa como los de "Secundina", que montan unos almacenes junto al cuartel de  la Policía Territorial; conocidos como "la cerveza el Águila", otros en la playa a 28 km de la capital. Tienen una flota de camiones anfibios, comprados en Inglaterra, procedentes de la II Guerra Mundial, para la descarga de las mercancías ya que no existe muelle y los barcos se quedan fondeados a unos 800 metros de la orilla. Estos hermanos llevan trabajadores del pueblo para sus negocios, con ellos trabaja Barroso, Chanito Álamo y algunos más.


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Otra de las primeras e importantes empresas en instalarse en el territorio es "Salas Araya", propiedad del empresario canario Domingo Salas Araya, cuyos dos apoderados Juan García, natural de Agaete y José Izquierdo, que a su vez estaban casados con dos hermanas de la Villa, inauguran  en 1964, un gran supermercado en la "Avd. del Generalísimo", una tienda y  una panadería en la Plaza Canaria. A la vez se instalan en Villa Cisneros. 
Juan García, que es el representante de Salas Araya en el Aaiún, necesita personal y buena parte  lo busca en Agaete, ofrecen sueldos de más del doble de lo que se ganaban en el pueblo, comida y residencia. A las tiendas van los hermanos García García, conocidos como "los de Rosarito", en principio; Felo, Pepe y Luis, luego más tarde a Fosbucraa, Antoñito y Cristo. A la panadería van; José el panadero, Cristóbal García, y mi padre, "mastro Pepe", como era conocido en el Aaiún. A los negocios de Villa Cisneros, van Valencia Barroso y el Niño de Tití Sarito.

Es principio de los  años sesenta del pasado siglo, en el Aaiún es difícil encontrar vivienda, la costumbre es  que primero van los hombres, que se quedan en una residencia y después de unos meses se llevan a las familias.
A principios de 1965, mi padre consigue una casa en el "barrio cementerio", llamado así porque allí estaba el cementerio cristiano de la ciudad y "pa´ llá" nos embarcamos todos, incluida mi abuela "Nina". 
El "pirata" de "mastro Félix" a tope de chiquillos y mayores, cargado de cajas, barreños llenos de ropa, enseres varios y otros utensilios, rumbo al aeropuerto, toda una odisea, se tardaba más de dos horas en llegar a Gando desde Agaete, había que pasar por medio de todos los pueblos del norte de la isla, atravesar Las Palmas, la cuesta de Silva, además de Jinámar y Telde.
Con siete añitos, era la primera vez que montaba en un avión, por lo que lo recuerdo como una bonita aventura, era un bimotor a hélice, un DC-3 de la compañía SPANTAX.
La llegada al Aaiún fue decepcionante, pues uno imaginaba que África era la selva, llena de negritos como acostumbramos a ver en las películas de Tarzán en el cine del pueblo  y lo que veía era una enorme mancha amarilla de arena, con una mancha azul cielo en medio, que era el río que atravesaba la ciudad por la parte norte, camellos, jamaros (burros) y cabras por todos los sitios.


Aeropuerto del Aaiún 1968, niños de Agaete. (Chana, Fausti, Rosalina, Manolo, Juan Matías, María del Pino y yo)

Las condiciones no eran muy buenas, en el barrio cementerio o "barrio canario", no había luz eléctrica, aunque a eso ya estábamos acostumbrados, en aquellos años en Agaete casi no había, solo por las noches y unas horas, siempre que  no fallara el motor de "Segundito". El agua la traían en cubas y había que tener cuidado para no quedarte sin ella. Como paisaje, según salías a la puerta, teníamos la fachada del cementerio al fondo de la calle.
La cuestión es que mi madre no se adaptó y a los dos meses, embarazada de mi hermano pequeño le dijo a mi padre, "Pepe, aquí te quedas hasta  que me encuentre una casa en condiciones" y "arranco la penca" para Agaete, con los cuatro hijos y mi abuela.
Eran los años en que empezaban a llegar las compañías mineras, constructoras y de sondeos, la ciudad crecía como la espuma. Nace mi hermano pequeño  y en 1967, mi padre consigue una casa en las proximidades de la Plaza Canaria y para allá volvemos.  Y otra vez de "belingo en pirata", rumbo al aeropuerto. 
Aprovechando que mi tío "Pacho Herrera", trabajaba en el "correillo Viera y Clavijo", nos llevamos hasta la máquina de coser SINGER de mi abuela, lo que augura que esta vez va en serio.
El "pirata de Mastro Félix"

La llegada fue menos impactante porque ya lo conocíamos, pero siempre sorprendía la inmensa llanura y sequedad del territorio en comparación con aquel Agaete verde, lleno de plataneras y montañoso. 
La casa más o menos estaba en buenas condiciones, con agua y luz eléctrica, como vecinos puerta con puerta otra familia culeta; Josefina, Cristóbal, junto con sus hijos, que habían llegado unos meses antes.
Y allí aguantamos "hasta que nos echan" en 1975, o lo que los mandamás de la época llamaron "evacuación del territorio" y los militares "operación Golondrina", aunque mejor le hubiera quedado el nombre de cualquier ave carroñera.  
La casa donde vivimos, cuarenta años después de dejarla.

Son años  felices, colegio "Yanguas Miravete", "instituto General Alonso", juegos en la plaza Canarias, en la "calle principal", el río, las dunas, los oasis, la playa...
La llegada de agaetenses es constante todos esos años. Los primeros que llegaron, mejoran, pasando a trabajar en la empresa minera "Fos-Bucraa", que comienza a explotar la mina de fosfatos situada cerca del Aaiún, pagan bien, ofrecen vivienda gratis y otras prebendas. 
El Aaiún, la ciudad de los manantiales que es su significado, se convierte en la ciudad de las oportunidades, al igual que, en menor medida, Villa Cisneros y a los de Secundina, los Barrosos, los Avaristos, los del Firra, el Niño de titi Sarito y a los de Rafaelito Grimón, se les unen nuevas familias; los Panchones, los Totorotas, los Machucos, los de Manochico, los de Manalola, las Cotorras, los Gomeros, los de Mariquita el avión, los de Cielito, las de Mastro Félix, las Borriqueras... Y así un largo etc., incluido "Nico el loco", buen chapista en su juventud, a los que había que unir un número indeterminado de soldados del pueblo que cumplían el servicio militar de la época en el Aaiún. Me atrevería  a decir que entre grandes y pequeños, nos juntamos en los mejores momentos, cerca de doscientos culetos en el Sahara, junto con los procedentes de Galdar y Fuerteventura, uno de los pueblos con mayor presencia en aquel territorio.
La lucha canaria, con cinco equipos y liga propia en el Sahara.

Allí vivimos los acontecimientos que marcaron el dramático futuro del pueblo saharaui y de muchos españoles, canarios especialmente.
Hasta 1970, se vive como en cualquier ciudad española, no tenemos ninguna sensación de estar en tierra extraña,  el Aaiún es o lo parece, una ciudad más de España, con sus procesiones en las festividades, sus ferias y fiestas, la convivencia entre las dos culturas es impecable. 


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Los canarios o "zammat", amasadores de gofio, como nos conocían los saharauis, teníamos nuestras parrandas, nuestros equipos y liga de lucha canaria, nuestros bailes, veíamos y escuchábamos la televisión de Canarias, las emisoras de radio de Las Palmas, acudíamos a animar a la Unión deportiva al aeropuerto en sus escalas de los partidos de la península, nos reuníamos en las casas y celebramos nuestras fiestas, teníamos nuestros barrios propios. En fin, nos encontrábamos prácticamente como en las islas.
Baile en el Aaiún, en el centro Felo el de Rosarito, a la izquierda mi padre y mi madre.

En el Aaiún, el 17 de junio de 1970, se produce una manifestación de carácter independentista en el barrio de Hatarrambla (Casapiedra), reprimidos duramente por el Tercio de la Legión, mueren varios saharauis y hay decenas de heridos, recuerdo perfectamente el ruido de sirenas y el trasiego de ambulancias hacia el hospital. En la represión posterior es detenido su líder, Bassiri, del que nunca más se supo, con él desapareció el talante moderado hasta aquel momento del nacionalismo saharaui y se rompe en cierta medida la paz y la buena convivencia con la que se vivía en el Aaiún desde 1958.


Bassiri 1970

En 1973 el dirigente nacionalista El-Uali Mustafá Saied creó el Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, más conocido como Frente POLISARIO, financiado por el Frente de Liberación Nacional de Argelia, partidarios de la lucha armada por la descolonización rápida.
Simultáneamente, se producen dos hechos relevantes en 1974: la reiteración de la ONU a España en favor a la autodeterminación del territorio saharaui y la solicitud de Marruecos al Tribunal de La Haya sobre “la marroquinidad” del Sahara. Al año siguiente, el gobierno español creó el Partido de la Unidad Nacional Saharaui (PUNS) para contrarrestar las fuerzas nacionalistas de la provincia, si bien esta maniobra no logra más que impulsar al Frente POLISARIO como único representante e interlocutor del pueblo saharaui en el ámbito internacional.


Manifestación del PUNS.


Manifestación del POLISARIO

Por su parte, el Tribunal de La Haya no da la razón a las pretensiones territoriales de Marruecos, recomendando la celebración de un referéndum de autodeterminación, por lo que queda claro que la única solución que reclama la población es la independencia.
El 12 de mayo de 1975, llega al Aaiún una misión de la ONU, con el objeto de informarse sobre el terreno sobre la situación del territorio y los deseos de los saharauis. Abrumadoramente la población saharaui salió a las calles pacíficamente, recibió a la misión con banderas del POLISARIO y gritos de independencia.

Desde primeros de años se vienen produciendo, atentados, secuestros de españoles, hostigamiento a las patrullas del ejército, por elementos cercanos al POLISARIO y grupos nacionalistas marroquíes (FLU) . 
El ataque del POLISARIO a la cinta transportadora del fosfato que va desde la mina a la playa, obliga a suspender la producción y causa grave preocupación en la población, comenzando los europeos a abandonar el territorio. 


  



La situación comienza a desestabilizarse a marcha forzada, tiroteos, atentados con niños españoles muertos, etc.  
A primeros del mes de junio de 1975, las mujeres europeas, realizan una manifestación ante la delegación del gobierno y piden la finalización del curso escolar con el objeto de poder sacar a los niños del territorio. 


Toque de queda y cacheo de saharauis por tropas españolas.

El 13 de junio se da por finalizado el curso escolar y comienza el éxodo de las familias. Iberia tiene que ampliar al doble sus vuelos con Canarias y la península, se forman largas colas en busca de pasaje ante la oficina de la compañía, en cuestión de una semana mi padre nos manda a todos para Agaete, permaneciendo él, al ser considerado personal indispensable, hasta el 24 de diciembre de 1975, dos meses después, tras los acuerdos de Madrid, se arria la última bandera, poniéndose fin a la presencia española en el Sahara, comenzando la ocupación del territorio por Marruecos y Mauritania.




Colonos esperando ser evacuados por mar.

La apresurada salida y nefasta descolonización, en la que solo primaron los valores económicos y militares, dejando de lado los intereses de las personas y los pueblos, tiene como consecuencia, miles de saharauis y soldados marroquíes muertos, la precaria situación en que se encuentra el pueblo saharaui una buena parte exiliado por el mundo y un problema aún sin resolver y sin solución tras cuarenta años de aquellos tristes días.
Posdata:
El 1 de mayo de 2018, tras cuarenta y tres años de mi salida, volví al territorio durante seis días.
Mi antigua casa en el Aaiún
                         
                                             El Sahara en mi memoria .



Sáhara mío, te quiero


Dura es la vida.

Sol ardiente.

Sol deslumbrador,

Sol inclemente.

Esto es el Sahara.

Agua, ¿dónde estás?
Espejismos, engaños,
solo espejismos.
Tierra sedienta.

Cielo duro de piedra turquesa,
Cielo sordo a mis lamentos,
Dame por lo menos una lágrima de lluvia.

El verde es sol un sueño,
Ni un solo hilo de hierba,
Ni el fresco reparo de una sombra.

Tierra sé tu generosa,
Dame una primavera,
Dame por lo menos una flor.

Tierra mía,
A pesar de los sufrimientos que me das,

Yo te quiero.

MOHAMED SIDATI

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