El caserío del Hornillo se encuentra colgando de los riscos al final del margen izquierdo del barranco del Valle de Agaete. Lo componen una serie de casas-cuevas y terrazas de cultivos empotradas en los riscos, algunas datadas desde la época aborigen. A principio del siglo XX, mantenía una pequeña población de una cien personas dedicadas a la agricultura y ganadería de subsistencia.
El Hornillo de Agaete (propia)
Cuenta la tradición oral y la vecina Barbarita González, nacida en 1929, en el Hornillo me lo confirma y relata que; a principios del siglo XX, siendo párroco de la Villa Don Juan Valls y Roca, de origen catalán, la gente del Sao y el Hornillo se quejaban porque el cura alegando su enfermedad y la lejanía del caserío, no acudía a visitar y administrar a los enfermos del barrio los santos sacramentos.
D. Juan Valls, ante los ruegos y protestas de los feligreses, al final accedió a llevarles la comunión a los que no podían acudir a la iglesia parroquial de la Concepción.
Con el sacramento bajo la capa, acompañado de algunos vecinos, emprendió el tortuoso camino del pago, unos nueve kilómetros desde la parroquia, por caminos y senderos cuestas arriba. Encabezando la comitiva iba el sacristán tocando la campanilla para advertir la presencia del "espíritu santo", ante el cual a su paso había que descubrirse y arrodillarse.
Una vez en el lugar, fue de cueva en cueva atendiendo a enfermos y vecinos, hasta que un niño le dijo que su abuelo se estaba muriendo y quería que le diera la extremaunción para facilitarle "el tránsito al más allá". El niño fue conduciendo al cura de barranquillo en barranquillo, mientras el cura sudoroso preguntaba una y otra vez ¿falta mucho pa´llegar?, hasta que a la vista de un punto blanco en las alturas, el niño le dice y señala, allí arriba padre, señalando unas casas cuevas en lo más alto del risco, a las que se accedía por una tortuosa escalera excavada en la misma roca y que los lugareños llamaban "el campanario".
El presbítero que al parecer tenía algo de vértigo, le dijo al niño y a la comitiva que le seguía; que como Dios está en todas partes, también lo estaría en aquel lugar con nombre celestial, "el campanario" y que si subía, el que iba a necesitar la extremaunción era él. Decidió no subir, así que mirando a los cielos, encomendó el alma del moribundo, la de todos los familiares y vecinos, con las alturas por medio, le echó el rezo y responso correspondiente, cuando finalizó, apuntando al "campanario", hizo con la mano la señal de la cruz en el aire y dijo la famosa frase de ; “¡como guirres vivís, como guirres morís!” y se volvió para el pueblo con el monaguillo.
El sacerdote Don Juan Valls y Roca llegó a Agaete en 1878, a petición propia por problemas de salud, padecía tuberculosis, muriendo por causa de ésta a los 60 años de edad, en 1906.
El 25 de Octubre de 1919, tenía lugar en la iglesia parroquial el matrimonio de una pareja residente en el Hornillo. La comitiva se trasladó a pie y en bestias, no había otra forma, hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, donde el presbítero ecónomo, (cura interino por la muerte reciente del titular, D. Virgilio Quesada Saavedra, fallecido por una bronconeumonía) D. Juán Hernández Quintana, celebró la ceremonia religiosa, dando fe el Juez de Paz D. José Armas Galván, testigos presentes y el secretario municipal D. Augusto Esparza.
D. Juan Valls, ante los ruegos y protestas de los feligreses, al final accedió a llevarles la comunión a los que no podían acudir a la iglesia parroquial de la Concepción.
Con el sacramento bajo la capa, acompañado de algunos vecinos, emprendió el tortuoso camino del pago, unos nueve kilómetros desde la parroquia, por caminos y senderos cuestas arriba. Encabezando la comitiva iba el sacristán tocando la campanilla para advertir la presencia del "espíritu santo", ante el cual a su paso había que descubrirse y arrodillarse.
Camino de los Berrazales a principios del siglo XX(fedac)
Una vez en el lugar, fue de cueva en cueva atendiendo a enfermos y vecinos, hasta que un niño le dijo que su abuelo se estaba muriendo y quería que le diera la extremaunción para facilitarle "el tránsito al más allá". El niño fue conduciendo al cura de barranquillo en barranquillo, mientras el cura sudoroso preguntaba una y otra vez ¿falta mucho pa´llegar?, hasta que a la vista de un punto blanco en las alturas, el niño le dice y señala, allí arriba padre, señalando unas casas cuevas en lo más alto del risco, a las que se accedía por una tortuosa escalera excavada en la misma roca y que los lugareños llamaban "el campanario".
Arriba, cuevas denominadas el "Campanario"
El presbítero que al parecer tenía algo de vértigo, le dijo al niño y a la comitiva que le seguía; que como Dios está en todas partes, también lo estaría en aquel lugar con nombre celestial, "el campanario" y que si subía, el que iba a necesitar la extremaunción era él. Decidió no subir, así que mirando a los cielos, encomendó el alma del moribundo, la de todos los familiares y vecinos, con las alturas por medio, le echó el rezo y responso correspondiente, cuando finalizó, apuntando al "campanario", hizo con la mano la señal de la cruz en el aire y dijo la famosa frase de ; “¡como guirres vivís, como guirres morís!” y se volvió para el pueblo con el monaguillo.
El sacerdote Don Juan Valls y Roca llegó a Agaete en 1878, a petición propia por problemas de salud, padecía tuberculosis, muriendo por causa de ésta a los 60 años de edad, en 1906.
El 25 de Octubre de 1919, tenía lugar en la iglesia parroquial el matrimonio de una pareja residente en el Hornillo. La comitiva se trasladó a pie y en bestias, no había otra forma, hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, donde el presbítero ecónomo, (cura interino por la muerte reciente del titular, D. Virgilio Quesada Saavedra, fallecido por una bronconeumonía) D. Juán Hernández Quintana, celebró la ceremonia religiosa, dando fe el Juez de Paz D. José Armas Galván, testigos presentes y el secretario municipal D. Augusto Esparza.
Camino del Valle primeros del siglo XX (Fedac)
Finalizada la ceremonia la comitiva emprendió el regreso al Hornillo por el tortuoso camino de nueve kilómetros, pasando por los caseríos de San Pedro, Casas del camino, los Berrazales y el Sao, no habían carreteras y el salario del novio, jornalero, no daba para otra cosa.
Panorámica del Hornillo de Agaete, arriba a la derecha las casas cuevas denominadas "el Campanario".
Sobre la medianoche, cuando el ron, el vino y los licores caseros que se fabricaban con ocasión de las celebraciones empezaron a hacer efecto, se armó una reyerta entre los más jóvenes, resultando varios heridos leves, cayendo uno de ellos de diecisiete años de edad, llamado Pedro González González, natural, al parecer de Fagagesto, desde lo alto del "campanario" al barranco, siendo encontrado ya cadáver a la mañana siguiente. Afortunadamente era costumbre entregar los cuchillos canarios o naifes que formaban parte del vestuario masculino, a una persona responsable a la entrada de las celebraciones o bailes de taifas, que los custodiaba previniendo males mayores.
El suceso en la prensa de Tenerife.
Esquela publicada en la prensa de la muerte del Párroco D. Juan Hernández el 19 de Septiembre de 1936..
Como era prevenido, el alcalde de barrio puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que a su vez lo comunica al Juez de Instrucción de Guía, que ordenó el traslado de la fuerza pública, del Juez de Paz D. José Armas Galván y el médico de la localidad D. Manuel Sacaluga Carmona, para el levantamiento del cadáver, certificación de la muerte y su posterior traslado al cementerio, para que por el forense del partido judicial de Guía se realizara la autopsia correspondiente, siendo el resultado de esta, "muerte por conmoción cerebral y contusión en parietal izquierdo."
De las averiguaciones efectuadas, se decretó la detención de dos jóvenes, Juan Melián Marrero y Juan Vega, naturales del Valle de Agaete, de 17 y 19 años, como presuntos participantes en el tumulto, si bien después de pasar dos años en la cárcel, fueron absueltos, considerándose la muerte del joven Pedro González, como fortuita.
16-07-1919, Diario el Imparcial, nombramiento de D. Juan Hernández. ecónomo de la Parroquia de Agaete (Gran Canaria) .
Esquela publicada en la prensa de la muerte del Párroco D. Juan Hernández el 19 de Septiembre de 1936..
El medio de transporte de los párrocos de la época, siempre que el camino lo permitiera.
"Guirre", nombre de origen aborigen que se da en Canarias al alimoche común, vive en los riscos y acantilados. Fue muy abundante en todas las islas hasta los años cincuenta. Ave carroñera, de gran tamaño, de la familia de los buitres, en la actualidad sólo presente en Fuerteventura y en peligro de extinción.
Boda celebrada el 25 de octubre de 1919 en la parroquia de la Concepción de Agaete, inscrita el 26 de octubre de 1919. (archivo municipal)
Boda celebrada el 25 de octubre de 1919 en la parroquia de la Concepción de Agaete, inscrita el 26 de octubre de 1919. (archivo municipal)
Buenísimo, mis antepasados procedían de El Hornillo, los Cubas y los Armas
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