El 10 de abril de 1950, contrajo matrimonio la hija del entonces Jefe del Estado General Francisco Franco, en el palacio del Pardo, Madrid, con el X marqués de Villaverde, D. Cristóbal Martínez Bordiú.
Inician una larga luna de miel que comienzan en Portugal, continuando por Canarias, llegando el día 18 de abril a Las Palmas, invitados por Doña Pura, viuda del Castillo, tía del novio.
El día 20, visitan Teror y Tejeda, donde el gobernador civil les invita a un almuerzo en el parador de la Cruz de Tejeda. Por la noche ya en Las Palmas, la cena y el espectáculo folclórico en el Pueblo Canario corre a cuenta del ayuntamiento de la ciudad.
El 21, tempranito, los recién casados llegan a Agaete invitados por el Capitán General de Canarias y máxima autoridad del archipiélago, Teniente General García Escámez, que pasaba unos días en el hotel y balneario de los Berrazales junto a su esposa. Les acompañan desde las Palmas el hijo del Capitán General y su mujer.
La visita sorprende al tranquilo pueblo de Agaete, la pareja se dirige al Valle, en los Berrazales son recibidos por el Capitán General García Escámez. Tras contemplar las hermosas vistas que el creador dotó a este lugar, la comitiva se dirige a continuación al Puerto de Las Nieves.
Los Marqueses en las Nieves (montaje, no había móviles)
Tras la visita de rigor a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves y
admirar su tríptico flamenco de la mano del párroco D. Manuel Alonso Luján, se dirigen al muelle viejo con el fin de pasar una mañana de pesca, sol y playa.
Era viernes 21 de abril, la mayoría de las mujeres y jóvenes del pueblo se encontraba trabajando en los numerosos almacenes de empaquetado de tomates, plátanos, en las fabricas de calzados o en las fincas que desde la orilla del mar hasta lo más profundo del valle cubrían de eterno verdor este pedazo de tierra que llamamos Agaete, aún más resplandeciente y florido en aquella mañana de comienzo de la primavera.
Almacén de tomates de Agaete años cincuenta.
La noticia de la presencia de los marqueses en el pueblo corrió como la pólvora, de almacén en almacén, de finca en finca, de casa en casa, alterando la tranquilidad tradicional de la entonces apartada villa.
Poco a poco la carretera de las Nieves se iba pareciendo a una romería de gente, medio pueblo traspuso rumbo a la playa.
Las muchachas de los almacenes de empaquetado, por su cuenta y riesgo, habían decidido abandonar el trabajo, no se que se fueran a quedar sin ver a la famosa pareja de recién casados y para el muelle tiraron. Esa actitud les costó el salario del día, al menos a las de D. Antonio Rodríguez, almacén de la "Fontesanta", Lolita "la cotorra", "Lolita la del cañonero", "Pino la conene", las cuatro hijas de Casto, Ana, Violeta, Marina y Fela, Andrea, mi madre, y unas cuantas más. Cuando regresaron al almacén, D. Antonio no las dejó entrar, ese día se quedarán sin cobrar la mitad del salario por la curiosidad de ver a la pareja de moda. Contaba siempre mi madre, como anécdota de ese día, "Lolita la cotorra", se subió a unas cajas de tomates, se colocó una chaqueta del encargado al revés, se puso una peluca de tiras de plataneras en la cabeza y empezó a imitar a Doña Pura del Castillo, tía del marqués y como no podía ser de otra manera en un pueblo tan burletero, doña Pura se quedó y siempre que se veían las amigas, hasta su muerte hace unos años, le llamaban Doña Pura.
El marqués, D. Cristóbal Martínez Bordiú, era aficionado a la pesca submarina y traía consigo todos los artilugios para dicho deporte.
Los Manrique de Lara que eran los anfitriones en el pueblo, a través de su mayordomo, "Mastro Juan el de Hilario", ya habían buscado un joven pescador empleado suyo, D. Juan Suárez Candelaria, conocido como "Juanito el Ingles", que junto con su padre y hermanos, tenían un pequeño bote a remos, con el que completaban el salario familiar con la pesca, para que llevaran al marqués a las mejores zonas de las Nieves, donde practicar la pesca submarina.
La mar estaba en completa calma, Juanito cargó en el bote al Marqués y al hijo del Capitán General, los llevó bogando próximos a la orilla por la zona de las "merinas", "roque partido", hoy más partido que nunca, rebautizado "dedo de dios". Entre inmersión e inmersión, cuando llegaron a la playa de Guayedra, ya tenían una caja llena de viejas, sargos y demás peces.
Juanito el Ingles.
Mientras en el muelle viejo, la marquesa, acompañada de la aristocracia de la isla, Manriques y del Castillo, tumbada en una hamaca tomaba el sol entre chapuzón y chapuzón, en las frescas y transparentes aguas de la bahía.
La Guardia Civil había organizado un cordón policial a la entrada del muelle para evitar que el "goleor" pueblo de Agaete, que en peso estaba en las Nieves, molestara a la pareja.
Una vez finalizada la pesca y el baño, la pareja se trasladó a la "casa encarnada", residencia de la familia Manrique de Lara, en las Longueras de Agaete. Tras una comida ofrecida por el Capitán General de Canarias y la familia Manrique de Lara, donde no faltó un asadero de los pescados capturados por el marqués, al que habían sido invitados Juanito el Inglés y sus hermanos, pero que desistieron por no tener ropa adecuada según el propio Juanito, a última hora de la tarde la comitiva abandonó el pueblo rumbo a Las Palmas.
La casa de los Manrique en las Longueras.
Y esta es la breve historia de la luna de miel en Agaete, de la hija del "Generalísimo", Carmencita Franco Polo y el "Yernísimo".
Portada original de la boda en la revista Hola.
Entrevista a Juanito el Inglés, Agaetespacioweb.com.
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