BIENVENIDOS A MI BLOG, HISTORIAS DE AGAETE (Pepe Santana). Un lugar donde rescatar del olvido trocitos de nuestra historia. Historias y relatos de la vida cotidiana contados de forma sencilla, comprensible y no aburrida, con el fin de entretener al lector. Se recomienda versión web para ver todos los artículos. ¡¡¡Gracias por vuestro interés!!!
lunes, 20 de diciembre de 2021
CAMINO DE AGAETE AL VALLE
domingo, 21 de noviembre de 2021
LOS ÁRBOLES QUE CONOCIERON A TENESOR SEMIDÁN, FERNANDO GUANARTEME.
El Guanarteme Tenesor Semidan, podía haber elegido cualquier lugar de la isla para él y los suyos tras pactar con los Reyes Católicos, la anexión pacifica de la isla a la corona de Castilla, pero eligió un lugar muy simbólico para nuestra villa y toda Gran Canaria, el Redondo de Guayedra.
Dicen que el tiempo va borrando las huellas del pasado. No obstante, en una parte de Guayedra el tiempo y sus huellas se han parado y aún perviven dos centenarios almácigos de edad desconocida, estoy convencido de que dieron cobijo al bautizado Fernando Guanarteme.
A las diez razones para visitar la villa que la escritora de viajes inglesa Olivia Stone, en su libro de viajes, "Tenerife y sus seis satélites", relativo a la visita que efectúa a Agaete en 1885; el valle, su pescado, sus iglesias, las abundantes aguas y nacientes, el buen clima, sus frutas, las necrópolis aborígenes, su puerto, sus comunicaciones, habrá que añadir una más; "los abuelos de los árboles de Gran Canaria", los almácigos de Guayedra.
sábado, 13 de noviembre de 2021
EL AGAETE DE LOS AÑOS CUARENTA Y CINCUENTA EN LOS RECUERDOS DE JUAN SAAVEDRA, "EL MACHUCO".
En la rama del 4 de agosto solía salir una docena de papahuevos. La rama de aquellos años era organizada por su abuelo, Rafael Medina. Él dirigía el festejo y era el encargado de repartir el vino y el ron a los danzantes, que portaba sobre un burro en garrafones de cristal forrados de caña y mimbre.
Recuerda que los directores de la banda de música eran tres en aquellos años; Don Enrique el valenciano, Tomasito y Panchito el de titi, una gran banda de música. Según Juan, en una ocasión Don Enrique, que era un gran músico valenciano, le contó que en la banda solo había cuatro músicos; Manolo, Miguel, y los hermanos Díaz.
Las fiestas eran muy familiares y a ella acudían todos los agaetenses que habían tenido que emigrar.
De aquellos tiempos recuerda la víspera de reyes, el paseo de los tres reyes magos por las calles del pueblo a lomo de los camellos de los Manrique, que tenían su alpendre en lo que hoy en día conocemos como "vuelta el culo", cruce de San Nicolás-Las Nieves.
Para las fiestas se traían las mejores orquestas de las islas, recuerda la Orquesta Mejías o Teide de Arafo de Tenerife, con sus trompetas, saxo y vocalista. Los fuegos artificiales y los "fueguillos", que consistían en unas ruedas clavadas en un palo que daba vueltas dando unos silbidos y estadillos, se colocaban en el frontis de la iglesia.
En Las Nieves, en el lugar de la tienda de "Carmencita", frente a la ermita, estuvo la escuela, la maestra era de Guía o de Arucas, recuerda que era muy guapa, —un cuerpo como la reina pero con más carne y la cara redondita, parece que la estoy viendo hoy—. En esa escuela de la playa se estaba hasta los diez años y después se venía al grupo escolar del pueblo, donde había ocho clases, cuatro de niños y cuatro de niñas. Los primeros bares en Las Nieves los monta uno de Arucas.
Sigue Juan con su recorrido por aquel Agaete de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta:
En el frontis de la iglesia se sentaba la gente cuando hacía calor hasta las tantas de la madrugada. Se gira a la derecha y pasamos el puente, más abajo por el lado del barranco; "la máquina, el almacén de don Salvador y el huerto de Juan panchurro". Bajando; "el puente viejo", donde cae el agua, los dos sifones, junto a ellos la casilla de madera del recorredor de agua, "maestro Juan el bigotú y su hermano Vicente". A la derecha, la tronera donde se hacen las dulas para repartir las aguas de las heredades y regar todas las plataneras hasta Las Nieves. A la derecha; en la entrada a la finca de doña Pura hay un eucalipto, que aún pervive en medio de una rotonda, ahí se saludan las imágenes de la virgen y San José cada cinco de agosto.
"El puente viejo", se ven los dos sifones que elevaban el agua para regar las plataneras de la otra orilla de la carretera.
Tras la recta de las Candelarias llegamos al cruce de "los camellos" o de La Aldea, hoy le llaman "la vuelta el culo". En este lugar había otros dos sifones para elevar el agua a las fincas de la Palmita.
Frente a la actual entrada a la urbanización El Palmeral, se encontraba la portal de entrada a la finca de la Palmita, allí se pesaba y se cargaban los plátanos, los racimos se pesaban con una báscula de tres patas y se embarcaba en los camiones de los almacenes, —les llamábamos fotingos o cajas de fósforo—, de llantas de radio y las ruedas menudas. En la entrada a la palmita había dos granaderos, que servían de referencia cuando subía la virgen; ¿Por dónde va la virgen? —Por los granaderos—.
En Las Nieves en aquellos años solo habían cascajos y las playas con mucha arena negra, había gente que se dedicaban a comercializar con ella, —la traían hasta de Guayedra en botes a remos, los de Manuel el de Leonor y los de Sebastián Saavedra—, hasta que acabaron con ella.
El muelle viejo prestaba un gran servicio en aquellos años, en él, en viejas embarcaciones de hierro se descargaba una multitud de piedras calizas procedentes de Fuerteventura y allí mismo se hacía la cal en unos hornos que estaban donde está la terraza del restaurante "dedo de dios" o se subían para el pueblo por el camino viejo. —Aprovechando la fogalera que se hacía para hacer la cal, colocábamos los peces encima de las piedras para hacer asaderos—.
En esa época; por solo ver un poco de sangre de pescado o escamas en el suelo, nos multaba el guarda muelle, llamado Luisito el moyero, era el encargado de pesar las sardinas y todo el pescado para cobrar los impuestos.
En aquellos años salían camiones cargados de sardinas y bonitos de Agaete para las factorías de conservas de Las Palmas. La intermediaria que compraba todo el pescado era "Pinito la capitana o la borriquera, la madre de Loli, la que tiene la tienda frente al actual restaurante Las Nasas", —ella compraba todo si se lo echaban—.
Cuenta Juan; había cuatro chinchorros, cada uno con cuarenta hombres, los hilos y cabos eran de pita y mojados pensaba el diablo.
Los hombres del chinchorro se llevaban una parte de la pesca, normalmente no pasaba de veinte kilos por cabeza y a los muchachos la cuarta parte, cinco kilos, toda la navegación era a remo, en ocasiones hasta Mogán para pescar albacoras.
El Agaete de aquellos años, avión fumigando la plaga de langostas, fotograma del NODO.
Y así era la vida en aquel Agaete de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, como nos ha contado Juan, vida de escasez y austeridad, de calles empedradas y sin agua en las casas, con luz solo unas horas al anochecer, siempre que el motor de "Segundito" no fallara, sin alcantarillado y un largo etcétera de carencias.
Curtido por el sol, el trabajo en la mar y los tomateros, con las huellas de una vida sacrificada en su rostro, pero con la mente lúcida, ahí sigue Juan, el machuco.
jueves, 23 de septiembre de 2021
AGAETE, TIERRA DE TEMBLORES, 1902.
Agaete principios del siglo XX, secadero de cochinilla en el huerto de "Los Julianes", actual parque de la escuela de música.
martes, 24 de agosto de 2021
AGAETE 1932, EL ALCALDE QUE OPINABA QUE EL EXCESO DE MUJERES (3), "SERVÍA PARA AMARRAR TOMATEROS".
La historia está toda escrita o en el recuerdo de los que la vivieron. De vez en cuando hay que rescatarla del olvido y eso es lo que hago en esta entrada, reviviendo el Agaete de finales del año 1932, casi dos años después de instaurada la II República, a través de las crónicas de los viajeros de la época y otros documentos.
En 1932, el aspecto de la villa es antiguo y un tanto ajado, calles estrechas, la mayoría empedradas a la usanza de otros tiempos; con piedras de las playas. Ya existen algunas asfaltadas o "enchinadas" como se decía antiguamente.
El alcalde constitucional,
Don José Armas Galván, se encuentra cesado desde el mes de junio; por un incidente relativo a un mitin
político (Historia del movimiento obrero SOVA). Hace de alcalde accidental Don Antonio Bermúdez Martín,
un hombre sencillo y campechano. Para él, la alcaldía es un "estorbo",
un compromiso y así se lo hace saber a los viajeros. Le comunican que don
"Pepito Armas", el alcalde suspendido, a falta de su publicación, ya
ha sido repuesto por el gobierno de la nación, cosa que le agrada a don Antonio
Bermúdez; "siempre que sea dentro de la legalidad". Don Antonio no
suelta prenda sobre su filiación política,
cosa que importa poco en los pueblos, él solo se dedica a trabajar por la villa
y hacer producir la tierra que es lo que les interesa a los vecinos.
Nos presenta al secretario, Don Santiago S. León,
el cual nos informa de todos los pormenores y datos de la villa.
El pueblo cuenta con 4.349 habitantes, de ellos 2.173
son varones y 2.176 mujeres, las fuerzas están equilibradas. Por lo que se ve van
ganando las mujeres por un pequeño margen de tres. Según los viajeros: "no
son muchas, pero en ocasiones tres mujeres solteronas hablando arman más ruido
que un regimiento en marcha".
No obstante, el alcalde y
el secretario están conformes con que sobren mujeres. Preguntados
el por qué, el alcalde nos dijo que servían para
amarrar tomateros, y el secretario eludió la respuesta."
Los visitantes recorren la calle principal, paran frente al
casino "La Luz" (actual centro cultural), en el que la
juventud dominguera distrae sus ocios y en corrillos comentan los
pequeños incidentes del campo; el precio de los plátanos, el
estado de los tomateros, la medida del agua... Otros miran
para las jovencitas, que muy serias y sin aparentar darse
cuenta de la asiduidad del enamorado desean impaciente que el joven se
decida y le envíe la consabida carta, que responderán dando esperanzas, pero diciendo: "aún es muy joven y que lo debe reflexionar", como
si en las cosas del corazón hubiera cabida para la reflexión.
Los concejales de aquel final de año de 1932, son los
siguientes:
Don Sebastián Álamo Quintana, don Valentín
Armas Nuez, don Agustín Álamo Nuez, don Sebastián. Martín Perera, don
José Dámaso Álamo, don Antonio Suárez García, don Juan García
Mendoza, don Cristóbal Cruz García, don Francisco Ramos Medina y don Francisco
García Perdomo.
A pesar de la riqueza del valle de Agaete, desde el
mismo mar, hasta el municipio de Artenara, prácticamente todo está en
manos de cuatro forasteros que ni siquiera aparecen por el pueblo.
En aquel año se proyecta un matadero en la esquina del barranco del huerto de
las flores, se da un riego de betún asfaltico a varias calles y se
planifica comenzar con el alcantarillado del casco urbano.
La gente era tan pobre que no tenía ni para pagar
impuestos. ¿Y cómo se financia un ayuntamiento tan pobre? Para los creyentes, de milagro. La gente
tenía que comer, y se formalizó un sistema contributivo basado en el impuesto
al consumo que solo existía en Agaete y San Nicolás, un impuesto que gravaba
todas las mercancías y alimentos que se vendían en el pueblo, sistema que daba lugar a
mucha picaresca y mucha corruptela, que llevó a más de un recaudador a los tribunales.
La villa tiene agua en abundancia para abasto público,
que se trae mediante tuberías desde el manantial del "Caidero"
hasta la fuente de "Los Chorros".
Tiene luz eléctrica de un motor en horas de
oscuridad y para quien la pueda pagar. Dispone de oficina de correos
y telégrafos. La vida es patriarcal y tranquila. La guardia municipal casi
no tiene trabajo, la convivencia es extraordinaria, casi no la hace necesaria.
Por aquellos tiempos existía por todo el país la manía
de pegarle fuego a las iglesias y a las cosas divinas, por eso en aquel año la
Virgen de Las Nieves y el resto del tríptico del mejor pintor de Flandes,
dormían envueltos en sábanas debajo de la cama del cura párroco, don Juan
Hernandez Quintana, en la casa parroquial de la iglesia matriz de la
Concepción.
El motor de la villa, además de la agricultura, es el
puerto de Las Nieves, por donde sale toda la producción de la zona con
destino a Tenerife y Las Palmas. Por aquellos años ya se pedía una ampliación
del puerto y parece que existía un avanzado proyecto. Ampliación y
mejora que no llegó hasta transcurridos sesenta años, no sin la oposición de
una parte de la villa, como siempre sucede con las cosas en Agaete.
Otras de las peticiones de los agaetenses de aquella
época es que se repare y asfalte la carretera con Galdar, peligrosa y con
múltiples accidentes a pesar del escaso número de vehículos que la
transitan.
Y así era aquel Agaete de 1932, segundo año de la república; caciquil, patriarcal, gente humilde y laboriosa, a pesar de todo; alegre y divertido, acogedor y agradecido con los que nos visitan.
domingo, 18 de julio de 2021
AGAETE 4 DE JUNIO DE 1957, UNO DE LOS HALLAZGOS MÁS IMPORTANTE DE LA ARQUEOLOGÍA EN CANARIAS.
viernes, 11 de junio de 2021
LA GESTA DE CONSTRUIR UNA ERMITA EN 18 DÍAS, EL HORNILLO AGAETE 1963.