viernes, 27 de julio de 2018

AGAETE 1917, HAMBRE Y MISERIA.


En 1917, Europa se desangraba en medio de la tragedia de la Iª guerra mundial.
En Agaete el hambre hacía estragos, una villa eminentemente agrícola y exportadora completamente paralizada, debido al colapso del tráfico marítimo y al cierre de todas las casas exportadoras de la isla por el conflicto europeo. A todo esto se unió la escasez de trigo y millo, base de la alimentación de la mayor parte de la población, lo que provocó el alza  de los precios de los alimentos básicos.
La villa es uno de los pueblos donde la hambruna hizo los mayores daños al estar la mayor parte de las tierras en manos de un par de familias terratenientes que ni vivían en la localidad. Los agaetenses buscaron la solución en la emigración a América, unos para buscar mayor fortuna, otros para eludir el servicio militar y la guerra que desangraba el país en el norte de África, otros simplemente acosados por el hambre.
La miseria fue tan grande que los hombres y mujeres de este pueblo dejaron de pagar los tributos, ni el ayuntamiento encontró la manera de hacerlos pagar, pues carecían de todo. Los empleados públicos dejaron de cobrar, el consistorio dejó de ingresar los impuestos a la hacienda pública y al Cabildo. La villa entró en quiebra, la situación era muy crítica. Según la prensa de la época, "las calles de los pueblos de la comarca se llenaron de pobres pidiendo limosna y algo que comer".
Como curiosidad, la prensa se hizo eco de las peticiones de las autoridades como solución urgente para paliar la situación de la villa, la puesta en marcha de diversas obras públicas, entre ellas la ampliación del muelle que se había construido 35 años antes en Las Nieves. Si esa ampliación se hubiera realizado, llegando a los 260 metros que originalmente tenía en mente el ingeniero León y Castillo y que se quedó en la mitad, igual hoy en día no tendríamos el problema y la polémica con el "macromuelle", ¿o sí?

Diario de operaciones de León y Castillo

La intención de estas propuestas era fomentar el trabajo, resolver la crisis obrera de la villa y mitigar la miseria, se solicitó la continuación de la carretera a la Aldea y la de los Berrazales, incluso pidiendo que continuara hasta Artenara. Por pedir se pidió hasta un ferrocarril que uniera Agaete con Las Palmas y que tuvo hasta proyecto.

Diario Las Palmas, lunes 19 de abril de 1917.

La situación era tan crítica que se llegó a solicitar la creación de cocinas sociales que ya existían en otros pueblos, para que la gente tuviera al menos un plato de comida al día.
En el pleno de febrero de 1917, el alcalde Graciliano Ramos Medina, acuerda dirigir escrito al Cabildo de Gran Canaria y Delegación del Gobierno, advirtiendo la imposibilidad de la población para poder subsistir, solicitando remedios, entre otros, la entrega provisional de tierras y frutos de las fincas de los grandes terratenientes a los jornaleros para que puedan sobrevivir.


Contestación del Cabildo a las peticiones del ayuntamiento de Agaete (archivo municipal)

A los vecinos de la villa no le quedó otra alternativa que asaltar las fincas para poder comer, lo que llevó a los propietarios de plataneras ante los numerosos robos de racimos de plátanos a solicitar al ayuntamiento los trámites para la creación de un Puesto de la Guardia Civil, solicitud que el pleno  trasladó a la delegación del Gobierno de la isla en Abril de 1917. 
La situación económica del consistorio estaba tan mal que incluso se llegó a suprimir el escaso alumbrado público. 
Al no tener los ayuntamientos ingresos, tuvo que hacerse cargo el Cabildo de los gastos de mantenimiento, traslado de los presos y cuidado de la cárcel comarcal por ser un servicio esencial.
Esos años era médico titular de la villa el poeta D. Tomás Morales Castellano, gracias a su generosidad los agaetenses nunca quedaron desasistidos, cobrando las visitas solo cuando el enfermo podía pagarlas. 
El propio médico sufrió en sus carnes la crisis, pues como en esa época los sueldos del médico titular corría a cargo del ayuntamiento, también se quedó meses sin cobrar. El médico elevo queja al subdelegado de medicina en la isla, que le pidió informe al alcalde, que a la vez era suegro de D. Tomás, D. Graciliano Ramos Medina.
Telegrama en que la subdelegaban de sanidad en la isla le pide informe al ayuntamiento de los sueldos que se le deben al médico titular, D. Tomás Morales (archivo municipal).

Los agaetetenses sobrevivieron a la crisis como pudieron, convirtiendo en alimentos cotidianos lo que antes se echaba a los animales,  jaramagos, hinojos, cardos, cebada, avena, etc. En 1918, finaliza la guerra, el tráfico marítimo con el continente se restablece y una Europa destrozada vuelve a necesitar los productos agrícolas que Canarias y Agaete producían, volviendo la normalidad poco a poco.
Calle la Concepción a finales del siglo XIX.


Bibliografía consultada:
Archivo histórico municipal de Agaete.
La prensa de la época a través del portal Jable de la ULPGC.




martes, 10 de julio de 2018

1894, VISITA DEL MARQUÉS DE AHUMADA.

Agaete 1889.

El 22 de noviembre de 1893, el Teniente General D. Francisco Girón y Aragón, Marqués de Ahumada, se incorpora la Capitanía General de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, como Capitán General de las islas.
D. Francisco Girón era hijo del fundador y primer director General de la Guardia Civil D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, Duque de Ahumada.
Excmo. Sr. D. Francisco Girón y Aragón , Marques de Ahumada.

Nada más llegar se dedicó a conocer las islas y a visitar sus pueblos. En la primera semana de julio de 1894, le tocó visitar el norte, el jueves 5 de julio visita Agaete y como no puede ser de otra manera en un pueblo que es fiesta permanente, hizo de la visita una fiesta que relató profusamente la prensa local.
A primera hora de la mañana de aquel día, en medio de una afable y cariñosa despedida la comitiva partió de Galdar rumbo a Agaete, tres carruajes ocupaban al elemento militar y otros tantos por la comitiva civil que les acompañaba, entre otros los alcaldes de Guía, Galdar y Agaete.
Entran en la villa por las "chisqueras", estrenando algunos de los tramos de la nueva carretera a Las Palmas, aun en construcción. Toda la villa salió a recibirlo, aquel día por orden municipal habían dejado las labores para otro momento.
Recuerdo de la visita a la isla.

Tres grandes arcos de lado a lado de la calle Real, hoy León y Castillo, daban la bienvenida al Capitán General, en el primero confeccionado con ramajes se podía leer, "La villa de Agaete al Capitán General",  en el segundo, "el ayuntamiento de Agaete al Marqués de Ahumada" y el tercero artísticamente trabajado con fusiles, cañones y espadas, dedicado al ejército. Todo el pueblo se hallaba engalanado con mástiles con banderas de España.
Al llegar la comitiva a la plaza de Andamana, actual plaza de Tomás Morales, desde el monte de las Peñas o la Cruz, llamado posteriormente y popularmente Gurugú, (A. Cruz y Saavedra, Cañones y Culebrinas) igual que su homónimo sito en las proximidades de Melilla, desde donde las kabilas de Abdelkrim cañonearon la ciudad y masacraban a las tropas españolas, se disparan nueve salvas de ordenanza por dos pequeños cañones o culebrinas, honores que llamaron poderosamente la atención al General y su estado mayor que desconocían que la localidad pudiera tener esas piezas de artillería para salvas. El alcalde Don Matías Ramos Ponce le dio la correspondiente explicación del porqué de los cañones, comprados por los fieles y que se usaban desde tiempos inmemoriales para recibir y despedir con salvas cada cinco de agosto a la Virgen de Las Nieves y anunciar las fiestas. Mientras sonaban las salvas una banda de música hacía sonar los acordes de la marcha real (Himno nacional).  
Después de pasar revista a la sección de reservistas de la milicia local, dependiente del regimiento de Santa María de Guía, las autoridades y el séquito pasaron a tomar un refrigerio en los salones del ayuntamiento.
Posteriormente el General montó a caballo al igual que toda  la comitiva y se dirigieron al Valle, donde en una finca propiedad D. Antonio de Armas y Jiménez, rico hacendado, patricio de la localidad que fue alcalde durante muchos años, a la sombra de una arboleda se sirvió una suculenta comida, pasando en dicho lugar unas agradables horas, donde se contaron agudezas ingeniosas, chistes y se hicieron brindis por el rey y España.
La fiesta se prolongaba, cuando la alegría del vino y el ron de la localidad empezó a hacer efecto, a alguien se le ocurrió la idea de  improvisar un baile campestre, trasladándose los comensales al piso superior de la casa de la finca. Allí se bailó todo lo que se quiso bajo los sones de una parranda, participando desde los oficiales y autoridades, hasta las modestas y simpáticas campesinas de Agaete. El campechano General aplaudió mucho la iniciativa según la prensa de la época. A las cuatro de la tarde se dio por finalizado el jolgorio.
Camino del valle a finales del siglo XIX.

A esa hora la comitiva a caballo y burros, inició el regreso al pueblo, donde retomaron los carruajes para dirigirse en visita al Puerto de Las Nieves, lugar de notable interés militar, como así lo manifestó el General. Tras tomar un refrigerio en la casa que posee en dicho lugar el diputado provincial D. Francisco Bethencour Armas, la cual se había engalanado para la ocasión, visitaron la ermita y la virgen de Las Nieves, regresando al pueblo donde visitaron la parroquia de la Concepción y tras recorrer algunas callejuelas del pueblo se dirigieron al paraje conocido por la gruta del "Caidero", visitando el lugar donde nace el manantial que suministra agua potable a la villa y riega toda la vega baja de Agaete, la gruta en su interior está formada por exuberante vegetación, (fue destruida por el temporal ocurrido el 19 de febrero de 1896) el Marques de Ahumada quedó prendado de dicho lugar.

El manantial del caidero de los chorros, finales del siglo XIX.


Por la noche se celebró la cena oficial en los recién terminados salones del ayuntamiento, (el ayuntamiento se encontraba en la plaza Tenesor, entre la actual panadería la esquina y el despacho de loterías, fue destruido por un incendio el 22-09-1910). Preside el salón un gran y bien pintado retrato de su majestad el Rey D. Alfonso XIII, obra del pintor Nicolás Massieu.
Tras la cena se trasladaron a un jardín próximo, actual huerto de las flores, iluminado a la veneciana, (Farolillos de papel iluminados con luz de velas o de gas) propiedad de Don Antonio de Armas, donde degustaron el café del país, debajo de las propias plantas que lo producen.
Se pronunciaron oportunos y patrióticos brindis por los generales, diputados provinciales señores Bento, Bautista y Bethencourt Armas, Alcalde de Guía Sr. Bautista, párrocos de Guía y Galdar, médico Sr. Monagas, maestro de escuela de Agaete D. José Sánchez y D. Ramón Aguilar, Juez de Instrucción de Guía. 
La velada se prolongó hasta las once de la noche. El Marques de Ahumada se alojó en la casa de D. Antonio de Armas, actual ayuntamiento y a la mañana siguiente  la comitiva partió con destino a la villa de Teror, siguiente localidad a visitar. 
El Agaete de 1894.


Bibliografía; la prensa de la época a través del portal Jable. de la ULPGC.